Hoy, 28 de agosto, ha aparecido en varios periódicos
impresos y en internet (El Correo, Hoy…) una entrevista de Oskar Belategui con
el pintor Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 1936), Premio Príncipe de
Asturias de las Artes 1985 y Premio Velázquez de Artes Plásticas 2006.
Naturalmente hablaban sobre todo de pintura, pero me ha llamado la atención que
el pintor, conocido por el detalle con el que observa y pinta las cosas y las
personas, aprovechaba la entrevista para dar su visión de la sociedad de hoy.
impresos y en internet (El Correo, Hoy…) una entrevista de Oskar Belategui con
el pintor Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 1936), Premio Príncipe de
Asturias de las Artes 1985 y Premio Velázquez de Artes Plásticas 2006.
Naturalmente hablaban sobre todo de pintura, pero me ha llamado la atención que
el pintor, conocido por el detalle con el que observa y pinta las cosas y las
personas, aprovechaba la entrevista para dar su visión de la sociedad de hoy.
Dijo: “El hombre de
nuestra época no es feliz ni está satisfecho. Por eso surgen grietas que llevan
a pensar que hay que hacer algo para que vivamos en armonía. Algo que vaya más
allá de sus intereses personales, porque parece que el hombre se ha apartado
demasiado de lo que nos une. Vive en espacios demasiado individualizados,
provocados no por la inteligencia, sino por el interés del capitalismo. El
capitalismo ha pervertido mucho la sociedad. El hombre ha entrado muy feliz en
ese espacio, porque te da mucho, pero al final nos ha traicionado. Y habrá que
hacer algo.” Cuando el entrevistador le pregunta qué hay que hacer,
contesta: “Buscar un remedio que no sea peor que la enfermedad. Indudablemente por
aquí no podemos seguir. No es bueno ni para los poderosos.”
nuestra época no es feliz ni está satisfecho. Por eso surgen grietas que llevan
a pensar que hay que hacer algo para que vivamos en armonía. Algo que vaya más
allá de sus intereses personales, porque parece que el hombre se ha apartado
demasiado de lo que nos une. Vive en espacios demasiado individualizados,
provocados no por la inteligencia, sino por el interés del capitalismo. El
capitalismo ha pervertido mucho la sociedad. El hombre ha entrado muy feliz en
ese espacio, porque te da mucho, pero al final nos ha traicionado. Y habrá que
hacer algo.” Cuando el entrevistador le pregunta qué hay que hacer,
contesta: “Buscar un remedio que no sea peor que la enfermedad. Indudablemente por
aquí no podemos seguir. No es bueno ni para los poderosos.”
Preguntado sobre lo que piensa sobre la manifestación de los
jóvenes en la Puerta del Sol el 15 de mayo, dice: “A lo mejor es un movimiento inocente, pero es un síntoma. Puede que
detrás de esas personas vengan otras que no vayan a la Puerta del Sol y
manifiesten su disconformidad de otra forma. El 15-M es un indicador, no se
puede dejar de ver. Quizá lo dicen de una manera muy infantil y no se les puede
seguir literalmente, pero no puedes dejar de tenerlos en cuenta. Alguien tenía
que empezar. La gente más inteligente se queda callada ante lo que se avecina,
paralizada por la dificultad de la solución” A la pregunta de Oskar Belategui si entonces
los políticos ya no son los más inteligentes, contesta: “Hace mucho que no lo son. La gente inteligente está haciendo unas
tareas que son muy importantes, el mundo sigue por esas gentes. Y, desde luego,
no están en la política. Están en su laboratorio, o es una mujer criando a su
familia. No son los que nos guían con mayúsculas, esos son prisioneros del
sistema. Habría que escuchar más a los hombres de ciencia que a los banqueros.
Y encontrar una solución que no tenga que ver con palabras bonitas como bondad
y generosidad y sí con el sentido común.”
jóvenes en la Puerta del Sol el 15 de mayo, dice: “A lo mejor es un movimiento inocente, pero es un síntoma. Puede que
detrás de esas personas vengan otras que no vayan a la Puerta del Sol y
manifiesten su disconformidad de otra forma. El 15-M es un indicador, no se
puede dejar de ver. Quizá lo dicen de una manera muy infantil y no se les puede
seguir literalmente, pero no puedes dejar de tenerlos en cuenta. Alguien tenía
que empezar. La gente más inteligente se queda callada ante lo que se avecina,
paralizada por la dificultad de la solución” A la pregunta de Oskar Belategui si entonces
los políticos ya no son los más inteligentes, contesta: “Hace mucho que no lo son. La gente inteligente está haciendo unas
tareas que son muy importantes, el mundo sigue por esas gentes. Y, desde luego,
no están en la política. Están en su laboratorio, o es una mujer criando a su
familia. No son los que nos guían con mayúsculas, esos son prisioneros del
sistema. Habría que escuchar más a los hombres de ciencia que a los banqueros.
Y encontrar una solución que no tenga que ver con palabras bonitas como bondad
y generosidad y sí con el sentido común.”
Antonio López es pesimista de que se aprendan lecciones de
esta crisis: “No creo. Se ha hundido
tanto todo en el error y va tan unido a pequeñas vanidades que no será fácil
ver la luz. Costará que cada uno prescinda de esos placeres que tanto se
valoran.” Y sobre los disturbios y saqueos en Londres dice que “Es gente descontenta pero que no está bien
orientada. ¿Quién va a orientarnos bien? Quizá cuando el peligro para los
poderosos sea enorme ellos empiecen a colaborar. De momento, no están
dispuestos.”
esta crisis: “No creo. Se ha hundido
tanto todo en el error y va tan unido a pequeñas vanidades que no será fácil
ver la luz. Costará que cada uno prescinda de esos placeres que tanto se
valoran.” Y sobre los disturbios y saqueos en Londres dice que “Es gente descontenta pero que no está bien
orientada. ¿Quién va a orientarnos bien? Quizá cuando el peligro para los
poderosos sea enorme ellos empiecen a colaborar. De momento, no están
dispuestos.”
Un panorama oscuro. El “estado del bienestar” venido a
menos. Mientras tanto los líderes políticos y económicos poderosos siguen sin enterarse
o sin querer enterarse, y muestran una inercia ante la necesidad de un giro copernicano.
¿Esperan hasta que la cosa se rompa? Tienen una responsabilidad enorme.
menos. Mientras tanto los líderes políticos y económicos poderosos siguen sin enterarse
o sin querer enterarse, y muestran una inercia ante la necesidad de un giro copernicano.
¿Esperan hasta que la cosa se rompa? Tienen una responsabilidad enorme.