Las amplias brechas entre hombres y mujeres en el mundo del trabajo son la característica principal que vuelve a destacar el último informe de la OIT sobre Perspectivas sociales y del empleo en el mundo, en su apartado Tendencias del empleo femenino 2017. La brecha de género es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la comunidad mundial, dado que las mujeres tienen menos oportunidades de participar en el mercado de trabajo.
La tasa de actividad tanto de hombres como de mujeres ha descendido 3 puntos porcentuales en los últimos 20 años, si bien la brecha de género sigue representando:
- casi 31 puntos porcentuales en los países emergentes
- 16 puntos porcentuales en los países desarrollados
- 12 puntos porcentuales en los países en desarrollo
En cuanto a la tasa mundial de desempleo, en 2017 entre las mujeres se sitúa en el 6,2% y en los hombres el 5,5%, es decir, una brecha de 0,7 puntos porcentuales que persistirá en su nivel actual hasta el año 2021 según las tendencias proyectadas.
El 15 por ciento de las mujeres con empleo lo son en un trabajo familiar no remunerado (trabajadoras independientes en un negocio gestionado por un familiar), mientras que solo un 5,5% de los hombres se encuentran en esta situación. La mayor brecha respecto a este empleo femenino se observa en los países en desarrollo, donde alcanza los 19 puntos porcentuales. También las mujeres tienen más probabilidades de asumir una cantidad mayor de horas trabajadas no remuneradas, debido a las tareas del hogar y al cuidado de terceros. Además, las mujeres con empleo remunerado trabajan menos horas por una remuneración, ya sea porque optan por trabajar a tiempo parcial o por que solo se les da la opción de trabajar a tiempo parcial.
En los países en desarrollo la proporción de mujeres en situación de subempleo por insuficiencia de horas, es decir, que trabajan menos horas de las que desearían, alcanza en ocasiones el 40 y hasta el 50 por ciento. Por otro lado, una comparación de la distribución por sectores del empleo según el género ha puesto de manifiesto la segregación de género. En sectores como la educación, la sanidad y el trabajo social se registran concentraciones más altas de mujeres. Y esta amplitud de la segregación de género en el ámbito sectorial ha aumentado en 1/3 en los últimos 20 años.
Cerrar estas brechas podría generar beneficios económicos y mejorar el bienestar individual. Hace 3 años, los líderes del G-20 se comprometieron a lograr el objetivo «25 para 25», que implica reducir la brecha en las tasas de actividad de hombres y mujeres en 25 puntos porcentuales para el año 2025. Según las estimaciones, la consecución de este objetivo en todos los países del mundo supondría la generación de 189 millones de empleos. Es decir, un crecimiento del 5,3% del empleo mundial, un 2% en los países en desarrollo y un 3,3% en los países desarrollados. Equivalente al incremento del 3,9% del PIB mundial en 2025.
Para cerrar las brechas de género de cara al futuro, serán necesarios esfuerzos políticos para resolver las restricciones (socio-económicas fundamentalmente), que limitan la libertad de las mujeres para decidir si desean o no entrar en el mercado de trabajo y, por otro lado, los obstáculos que afrontan en el lugar de trabajo. Esto significa resolver las causas subyacentes de la segregación y diversificar las oportunidades tradicionales de empleo de mujeres y hombres. Solo así se podrá poner fin a las restricciones del papel de las mujeres en su lugar trabajo. Para ello será necesario combatir la discriminación dentro y fuera del mismo.
Con miras a lograr las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (y, en particular, del Objetivo 5 sobre equidad de género), las respuestas deben centrarse en resolver el trato diferencial y la percepción que se tiene del lugar que ocupan las mujeres en el mundo del trabajo y, de manera más amplia, en la sociedad. Así pues, se debe aspirar, entre otros, a:
- Promover la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor.
- Combatir las causas subyacentes de la segregación profesional y sectorial.
- Emprender políticas mejoradas centradas en promover el equilibrio entre el trabajo y la familia.
- Crear y proteger empleos de calidad en la economía del cuidado de terceros.
- Concentrarse en el contexto macro económico y en la economía informal.
Habida cuenta de la falta constante de mejoras en la situación de las mujeres en el mercado de trabajo, el Director General de la OIT ha lanzado la Iniciativa del centenario de la OIT sobre las mujeres en el trabajo. El objetivo de la iniciativa es identificar medidas innovadoras que tengan el potencial de dar un nuevo impulso al trabajo de la OIT en materia de igualdad de género y no discriminación antes y después del centenario de la OIT, que se celebrará en 2019. La información que se expone en el presente informe constituye una piedra angular para la consecución de dicho objetivo.