Nació en Bilbao, porque así lo decidieron sus padres, para ser bilbaíno 100 por 100. Aunque dicen que para ser de Bilbao no hay que haber nacido aquí, lo cual es una de esas muchas bilbainadas. Que algo de verdad tiene, porque el que vive un tiempo aquí no tiene ninguna dificultad para convertirse en bilbaíno. Sobre todo si llega a conocer a Txomin. Txomin, un bilbaíno fiel a su vocación. “Nací en Bilbao, y eso es ya una gran suerte”, escribe Txomin en su libro con la historia de los 25 años de la Fundación NoviaSalcedo, “y vivo con alegría mi vocación de sembrar el evangelio allí por donde paso, lo cual es una suerte añadida.”
Le ordenaron sacerdote a los 24 años y cuando llegó a los 27 realizó su primera gran bilbainada: Empezó creando un grupo scout en la parroquia de Andra Mari de Getxo y el paso siguiente era promover el Movimiento Scout Católico del País Vasco. Txomin era ya entonces un gran maestro en movilizar a la gente, en particular a la juventud. A su misa, en esta época cuando era párroco, asistieron más jóvenes que hoy en los cines de un centro comercial. Hoy no quedan jóvenes curas como Txomin. Es una pena. Siguieron luego Novia Salcedo Fundación, cuya semilla se sembró en una cena de Txomin con sus amigos antiguos scouts, y la UNESCO Etxea, en la que sigue como miembro del Consejo de Socios de Honor.
Ahora, en la larga estela de una jubilación que nunca parece llegar para él, Txomin sigue en la brecha y no se duerme en sus laureles de sus presidencias de honor y otros títulos honoríficos. ¿Será porque el Lehendakari le entregó una makila, el bastón tradicional vasco que expresa
En el prólogo del “libro de Txomin”, Begoña Etxebarría, la Directora de la Fundación y mano derecha (¿o izquierda?) de Txomin, no lo pudo expresar mejor cuando escribió: “tengo el convencimiento de que lo que le motiva no es otra cosa que “conectar” con la gente, ganar nuevas adhesiones a esta causa, y retener a los ya comprometidos. Siempre ha hecho igual, y mil veces me he preguntado como lo conseguía. Cómo conseguía que sin explicar de forma muy precisa la idea, la gente se pusiera en marcha.”
Como muestra, un botón. Cuando le pedí a Txomin de firmar mi ejemplar de su libro, escribió (con el libro sobre mi espalda) “tú también eres protagonista de este invento” (en otra ocasión llamaría a la Fundación una “hermosa chaladura”). Era la forma de Txomin de renovar mi contrato de amigo comprometido con la Fundación. En Novia Salcedo todos son “protagonistas” y como resultado de esta forma de gestión, Novia Salcedo se fue a Cardiff y a Atenas a recoger premios europeos de calidad EFQM. Cuando preguntaron a Txomin “¿Estas dispuesto a aguantar las largas colas que se formarán el 20 de mayo para obtener un ejemplar firmado?”, él contestó “Haciendo caso a mi agente solamente firmaré los diez mil primeros libros que me presenten y que se fastidien los demás”. He tenido la suerte de no quedar fastidiado.
¡Felicidades Txomin! Una cosa es de cajón: para seguir adelante, lo que no hay que hacer es parar.