Pierre-Noël Giraud (en la fotografía), ingeniero de Minas y profesor de Economía en el Centro de Economía Industrial (CERNA) Mines Paris Tech, nos presenta un análisis de la industria europea en la globalización para lo cual parte de dos hechos constatados en los que Francia servirá como ilustración del caso de cualquier país europeo. Estos datos se han extraído de su conferencia del 9 de noviembre de 2011 en las Jornadas de la Economía de Lyon (JECO). Los “Jéco” se organizan cada año desde 2008 por el conjunto de Universidades y Grandes Escuelas lionesas con el objetivo de democratizar el análisis económico acercándolo al gran público.
Primera constatación:
Francia, 2008: el porcentaje de empleo ofrecido por los sectores denominados “nómadas” -debido a que están sometidos a una competición global, y si pierden su competitividad desaparecen en un territorio para aparecer en otro- (Industria y servicios relacionados + Agricultura) era del 28% . Y el porcentaje de empleo ofrecido por los sectores denominados “sedentarios” –debido a que están en competición normalmente entre ellos, pero que, si al menos la demanda nacional permanece constante, no tienen razón para disminuir- (Construcción + Servicios privados + Servicios públicos) el 72% restante.
En la economía sedentaria, encontramos esencial los servicios públicos y privados a la persona, y la construcción y los trabajos públicos, a pesar de que este sector podría estar abierto a la competición internacional y de los países del Este en numerosos países.
En el sector de empleos nómadas, encontramos la agricultura y la industria y también los servicios a la misma, además de una partida de servicios deslocalizables con un alto valor añadido: finanzas, publicidad y creación-diseño, etc…
Y, en fin, una masa todavía muy importante de industrias intermediarias: 9% para los sectores “fuertemente expuestos”, 32% para los sectores “en equilibrio inestable”, y 47% para los sectores “continentales”: química, cemento, industria de la madera y agroalimentaria, cuyos productos viajan menos lejos y son por lo tanto menos sometidos a la competición lejana. Entre estos, algunos como una parte al menos de la química, podrían ser clasificados como “inestables”.
Segunda constatación:
La alta tecnología y las marcas representan el 12% de los empleos ofrecidos por la industria, de los que el 8% corresponden a la industria y los servicios de innovación también llamados de alta tecnología, y el 4% a la industria y los servicios basados en la potencia de marcas de denominación nacional que valoran el capital humano y el capital natural vinculado al territorio. Aunque una parte de éste, como los creadores de moda por ejemplo, pueden cambiar de territorio
De estas constataciones se pueden extraer las siguientes observaciones
<!–[if !supportLists]–>1. <!–[endif]–>Un territorio es tanto más rico e igualitario en cuanto que la parte relativa de la economía nómada es importante.
2. Es evidente que no podemos esperar el objetivo de aumento del número de nómadas, únicamente apoyándonos en los sectores de innovación y de marcas.
3. La cuestión crucial es preguntarse qué parte de las cadenas de valor de la producción global deberían protegerse.
Conclusiones de política económica para la industria en Europa
Indispensable comprender contabilidades en valor añadido, nómada y sedentario, y sobre las inversiones en capital humano necesarias para localizar eslabones de cadenas de valor.
Consensuar e incluso repetir hasta la saciedad todo lo que hay que hacer para mejorar la competitividad-calidad de los nómadas actuales: innovación, investigación, formación.
Insistir y estimular la innovación en los nómadas “culturales”: turismo, territorio, etc.
No descuidar y mejorar la productividad y la calidad de los servicios sedentarios
Del tema tabú al tema emergente decidir qué cadenas de valor conservar y relocalizar, en una buena gestión del capital humano y social. Negociar con chinos e indios las nuevas reglas de juego basadas en el pleno reconocimiento de su potencia tecnológica. Observar. Esto es lo que van a hacer los americanos.
Hay que admitir que la industria y los servicios asociados, que constituyen siempre el núcleo del desarrollo, están hoy en día mal repartidos en el mundo. No lo suficiente en África, demasiado en los grandes países emergentes, bastante más en Europa y Estados Unidos. Esto se deriva de una falta de cooperación global que hay que corregir.
Siendo estas condiciones necesarias, no son suficientes para la solución del problema interno mayor de Europa: reducir sus desigualdades territoriales. Hay que reconocer igualmente que en la competición con los chinos, las armas son desiguales. Es el gran momento de reequilibrar las reglas del juego económico entre China y Europa. Porque una negociación con China e India debería además tratar acerca de todos los temas globales: monedas internacionales, finanza global, comercio, clima, estabilidad política. Las cuestiones técnicas son incontestablemente importantes. Pero primero es preciso discutir con detalle el diagnóstico y los objetivos.