Artículo de Sabino Ayestarán publicado en el periódico El Correo el domingo 12 de junio de 2011.
«Recientemente, un grupo de antropólogos de Oxford (Seligman, Weller, Puett y Simon, 2008) han escrito un libro que lleva este título: “Ritual and its Consequences. An Essay on the Limits of Sincerity”. Desarrollan la idea de que los rituales tratan de construir un mundo del “como si”, en tensión continua con la realidad de un mundo fragmentado. A través del rito, tratamos de construir una realidad más próxima a nuestros deseos y a nuestra ideología en contraste permanente con la realidad de un mundo ambiguo, fragmentado y amenazante. Son experiencias efímeras, pero suficientes para mantener la ilusión y la esperanza de un mundo mejor.
Al ritualismo se opone la sinceridad. Si el rito es de carácter colectivo, la sinceridad, en cambio, reside en la subjetividad individual. Las personas que buscan la sinceridad tienen la creencia de que la verdad está en la autenticidad de la experiencia personal. En consecuencia, consideran que los actos rituales están cargados de ilusión y de engaño. La sinceridad, en cambio, exige el compromiso personal de quienes luchan por un mundo mejor. Los ritos colectivos pueden liberar enormes cantidades de energía en los individuos que asumen la responsabilidad de cambiar el mundo, pero pueden, igualmente, alimentar la comodidad de quienes dejan la responsabilidad del cambio a los políticos, a las instituciones y al sistema.
He seguido con interés los rituales del 15 de mayo en la Puerta del Sol de Madrid. Como tantas otras personas que vivimos, en nuestra juventud, los rituales de Mayo del 68 en París y en otras ciudades europeas, me he acordado de lo que experimenté, exigí y esperé yo mismo cuando, en la Plaza Mayor de Lovaina, participaba en las manifestaciones estudiantiles. Me rebelé contra las instituciones, responsabilicé de todos los males a los que mandaban y soñé con un cambio que creía entonces que estaba al alcance de la mano. Decíamos cosas parecidas a las que se oían o leían en la Puerta del Sol: ‘No somos mercancía en manos de políticos y banqueros’. ‘Esta democracia es una falacia’. ‘Políticos y banqueros sois peor que cuatreros’. ‘Si tu pagas su deuda que ellos paguen tu hipoteca’. ‘La banca al banquillo’. No somos antisistema, el sistema es antinosotros’. ‘No hay pan para tanto chorizo’. ‘El pueblo unido funciona sin partido’. ‘Si no pedimos, nada nos darán; si nos callamos no nos oirán. ¡Si nos unimos nunca nos vencerán!’.
Los jóvenes reunidos en la Plaza de la Sorbona de París y los de la Puerta del sol de Madrid soñaban con un mundo más justo, más honrado y más solidario. La mayoría exigían el cambio a los políticos, a las instituciones, al sistema. Algunos comprendían que el cambio comienza por uno mismo y se comprometían activamente con la lucha por un mundo mejor. ‘El conocimiento nos hace responsables’. ‘Tu conformismo es su poder, su botín nuestra ruina’. También éstos son mensajes de los jóvenes reunidos en la Puerta del Sol.
En la Fundación Novia Salcedo de Bilbao funciona un grupo multidisciplinar de personas que se preguntan qué podemos hacer para que, en el año 2050, i) las personas puedan integrar mejor la autonomía personal con un comportamiento cooperativo; ii) las organizaciones estén lideradas por individuos capaces de compartir su liderazgo con quienes tienen ideas e intereses diferentes; iii) la sociedad haya logrado crear un mercado en el que la oferta y la demanda estén reguladas por las personas que eligen libremente aquella alternativa que consideran más adecuada y más eficiente para cubrir sus necesidades. Se llama el Think Tank ICARO de la Fundación Novia Salcedo.
El sueño del Think Tank ICARO es el mismo que el de los jóvenes de la Puerta del Sol de Madrid. Nos falta encontrar el camino que nos conduzca a la realización del sueño. Los miembros de ICARO estamos convencidos de que el camino tiene que ser recorrido por los jóvenes y por los adultos. Todos unidos en un mismo proyecto».