«La impresionante plasticidad del cerebro abre infinitas posibilidades a la transformación humana».
Recientes investigaciones realizadas en universidades americanas demuestran que “si uno se empeña y lo desea puede construir y potenciar los circuitos de la felicidad, de la armonía, de la empatía y todo el etcétera que se quiera”.
Recientes investigaciones realizadas en universidades americanas demuestran que “si uno se empeña y lo desea puede construir y potenciar los circuitos de la felicidad, de la armonía, de la empatía y todo el etcétera que se quiera”.
Así como los budistas utilizan la meditación, entrenamiento mental por excelencia,como herramienta para cambiar el cerebro y la realidad, los científicos demuestran en distintos estudios clínicos que los recuerdos de amor y de apoyo activan circuitos mentales relacionados con la sensación de seguridad emocional, de solidez y de autoestima. Entonces el mundo y las personas que nos rodean se ven a través de ese cristal y lo que se percibe es tolerancia, comprensión, apertura y empatía. Cuando el mundo interior está en paz y armonía, el mundo exterior se contagia de esa paz y armonía.
Desde hace dos décadas el Dalai Lama se reúne periódicamente con neurocientíficos occidentales con el objetivo de aunar dos aproximaciones con orígenes muy diferentes, pero con el objetivo común de comprender la mente humana, su realidad y los caminos para alcanzar el bienestar. El Dalai Lama ha insistido desde el principio en que la fuerza de la mente puede cambiar el cerebro y con él nuestra manera de vivir y de crear el mundo que nos rodea. Sin embargo, ésta era una hipótesis difícil de aceptar para los científicos.
La periodista científica Sharon Begley ha recogido estos encuentros en el libro Train your mind, change your brain (entrena tu mente, cambia tu cerebro), que acaba de publicarse en Estados Unidos, y donde se puede leer la siguiente cita de Michael Merzenich, un neurocientífico de la Universidad de California-San Francisco (EEUU), que testifica el cambio de pensamiento: “cada momento elegimos y esculpimos cómo va a trabajar nuestra siempre cambiante mente, elegimos quién seremos en el momento siguiente”. O dicho de otro modo, somos libres para decidir qué tipo de persona deseamos ser.
CUALQUIERA PUEDE ALCANZAR SUS OBJETIVOS…
“Basta con saber Pensar, Esperar y Pasar Restricciones”
Es por ello, que yo diría que más que QUERER ES PODER, será el SENTIR acceso único al verdadero PODER.
Y es que las ideas -como las ilusiones, los objetivos personales y los anhelos profesionales también- existen en nosotros cuando las SENTIMOS, cuando las pensamos. Son estadios anteriores al QUERER.
Y es que uno puede querer algo, pero si no lo siente primero, si no lo piensa, si no lo interioriza de verdad, con arreglo al libre albedrío y sano juicio, nunca conseguirá cambiar nada, nunca variará ni un milímetro el curso de su vida, aunque viviese cien años, y mucho menos alcanzará poder o su objetivo.
El “poder” es algo así como la sabiduría, que no puede comunicarse, sólo sentirse y practicarse. Es posible encontrarla, vivirla, dejarse llevar por ella, pero comunicarla y enseñarla es imposible. El saber, el conocimiento corriente puede comunicarse, puede TRANSFERIRSE, pero eso no es lo que realmente debe importarnos ahora. El poder es sentir, es pensar, porque tenemos la obligación de «acertar».
Por ello, yo abogo por escuchar nuestra voz interior, sin obedecer más órdenes ni esquemas preestablecidos que los de nuestras propias exigencias, nuestra propia libertad, ajenos a maestrillos y falsos gurús o profetas.
SINTIÉNDOLO TODO, PENSÁNDOLO TODO, de verdad, en su justa medida.
Para el que le puede interesar en el blog UN PUENTE EXPERIENCIA EMPRESA (http://secotbi.blogspot.com/), de SECOT Bizkaia, escribí un artículo TU CEREBRO NO ENVEJECE SI NO QUIERES, que es un resumen que trata sobre el tema desde una óptica algo diferente pero de interés para adultos y sobre todo personas mayores.