Algunos políticos, algunos que han sido muy importantes en sus países, buscan un refugio político en el Parlamento Europeo cuando han perdido las elecciones nacionales. Otros son enviados al Parlamento Europeo por su partido político para tenerlos lejos de la política nacional. Pronto se dan cuenta que el Parlamento Europeo es diferente.
Bernard Bulcke, corresponsal ante la Unión Europea del diario belga De Standaard escribe sobre el parlamentario europeo en un artículo titulado “Aquí hay que empezar desde cero”. “¿Qué clase de cosas tiene que hacer un parlamentario europeo?, se pregunta, “trabajar y trabajar en red. Y así se puede llegar a ser un informador, un medidor de valores en el parlamento”, y sobre todo demostrar que trabajas. Y esto vale igualmente para ex primeros ministros. Y cita casos de algunos políticos y opiniones de otros.
Cita palabras de Philippe Busquin quien, después de haber sido presidente del partido socialista valón, pasó el resto de su carrera política en el Parlamento Europeo y habla con experiencia. El aconseja al ex primer ministro de Bélgica, Verhofstadt, aprender humildad porque sino podría desengañarse pronto. “Porque también los ex premiers deben empezar de cero, aquí en el Parlamento Europeo, como chavales. Lo más estúpido que puedes hacer aquí es imponerte a los valores establecidos del parlamento, y sobre todo si vienes de un país pequeño”, afirma. Philippe Busquin recuerda también al ex primer ministro de Francia, Michel Rocard, que tuvo una época poca gloriosa en el Parlamento Europeo, “porque pensaba tocar el primer violín basándose en su pasado político en el gobierno de Mitterand”. Pero que estos méritos nacionales no contaban en el hemiciclo europeo y con muchas tiras y aflojas consiguió la presidencia de una comisión poco relevante de cultura.
Dice el corresponsal que esta realidad está favorecida por la distribución de funciones sobre las diferentes fracciones políticas y sobre los miembros según los países miembros, aplicando el sistema D’Hondt. Cada mandato en el parlamento tiene un valor cifrado en puntos. Un presidente de una comisión parlamentaria o el líder de una fracción reciben un paquete importante de puntos, que no quedan disponibles para otros, a los que no queda más remedio que esperar otro momento. Y a algunos no les sienta bien. También el muy apreciado ex primer ministro Jean-Luc Dehaene tuvo que tener cuidado y estar al loro para conquistar su sitio y mantenerlo en la “Comisión Constitucional”, pero lo consiguió estando presente de forma regular y en los momentos oportunos…
En el plano europeo, lo más importante para un parlamentario europeo es conseguir que le encarguen un informe, preferiblemente uno legislativo, dice Bernard Bulcke. Y cita a la parlamentaria Van Lancker quien afirma “El que quiere que se le valore en el parlamento debe hacer dos cosas: hacer informes legislativos y comunicar mucho sobre lo que estás haciendo. Un informe legislativo es el sumo para un parlamentario normal. Es una señal de confianza y de estatus político. Siendo autor de un informe puedes negociar en nombre del parlamento con la Comisión Europea y con los países miembros sobre su contenido. Te convierte en el eje del proceso legislativo. Pero esto solo es posible si tus colegas de otros países te dan credibilidad. Y esto lo debes merecer día a día.”
¿Es más exigente ser parlamentario europeo que ser parlamentario nacional? Por lo menos parece que está mal visto el absentismo, que no es infrecuente en un parlamento nacional. ¡A trabajar!, que es tiempo de crisis para todos.