El informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2018, publicado recientemente por la OIT, examina la situación actual del mercado de trabajo al evaluar las evoluciones recientes y elaborar proyecciones regionales y mundiales del desempleo, el empleo vulnerable y la pobreza de los trabajadores. El informe de referencia de la OIT muestra que si bien la tasa de desempleo mundial se está estabilizando, el desempleo y los déficits de trabajo decente se mantendrán a niveles persistentemente altos en muchas regiones del mundo.
La síntesis del informe es la siguiente:
El crecimiento económico se ha reanudado en numerosas regiones del mundo y permanecerá bastante estable en los dos próximos años. Pero eso no se traducirá más que en una mejora parcial de los mercados de trabajo. El aspecto positivo es que, por primera vez desde hace tres años, la tasa de paro mundial debería bajar ligeramente para llegar al 5,5% en 2018.
En los países desarrollados, fundamentalmente, se prevé que las tasas de paro volverán a su nivel de antes de la crisis económica. De todas formas, con el aumento del número de demandantes de empleo, el número de parados en el mundo –alrededor de 192 millones– permanecerá elevado en 2018 y aumentará en los países emergentes y en desarrollo. Pero los verdaderos desafíos de los mercados de trabajo no se reducen a las simples cifras del paro. El problema más agudo en el mundo se basa en la calidad de los empleos creados, ya que el progreso en la reducción de los empleos vulnerables se detuvo en 2012.
La OIT estima que en 2017 más del 40% de los trabajadores tenían formas de empleo vulnerables. Esto representa 1,4 billones de trabajadores en el mundo.
De aquí a 2019, más de 35 millones de trabajadores podrían añadirse a este grupo en los empleos vulnerables. Incluso si el número de trabajadores que viven en la pobreza se reduce, sobre todo en los países emergentes, esta baja se ralentiza.
La mejora de la situación de las mujeres en el mundo del trabajo permanece como el mayor desafío. Hay más paro entre las mujeres y, cuando trabajan, sus empleos son a menudo de inferior calidad y en situaciones de vulnerabilidad. Lo que significa igualmente que las mujeres ganan a menudo mucho menos que los hombres.
Todas estas cifras apelan a redoblar los esfuerzos objetivos para mejorar la calidad de los empleos y vigilar una repartición equitativa de los frutos del crecimiento económico. Eso se vuelve cada vez más importante ya que el mundo del trabajo se enfrenta a transformaciones profundas. Cada vez más gentes abandonan la agricultura y la industria manufacturera para ir hacia empleos del sector servicios. En el futuro, los desplazamientos esperados hacia el sector servicios podrían crear presiones complejas en la calidad de los empleos. De hecho, muchos de los empleos en el sector servicios son informales o vulnerables, sobre todo en los países emergentes y en desarrollo.