“En un mundo cada vez más complejo, en el que todo individuo puede verse obligado a ejercer varias profesiones en el transcurso de su existencia, es indispensable seguir aprendiendo a lo largo de toda la vida”. Esta frase de Peter Duckrer de 1969 sigue teniendo la misma validez entonces como ahora. Como ya saben las/os lectoras/es de este Blog, son muchos los post escritos donde progresivamente vamos hablando de los cambios de tendencias en el mercado laboral y ya desde hace décadas se puede hablar de un nuevo paradigma.
De generaciones que pasaban toda su vida en una misma empresa u organización, en la actualidad los caminos profesionales se desdibujan empujando a las personas a una constante reinvención profesional. Esta realidad nos ha traído la necesidad de seguir aprendiendo a lo largo de la vida, y por tanto a la aparición de nuevos modelos de aprendizaje. Si la personas adultas van a necesitar de formación continua, tenemos que dejar paso a la aparición de formaciones no regladas e informales, flexibilizando la forma en la que las personas aprendemos, y mucho más importante: que desde la sociedad y la esfera productiva reconozcan esos aprendizajes como competencias valiosas para el desempeño profesional.
Pero más allá de las relaciones con lo “productivo”, la educación y la formación tienen un rol que desempeñar en la sociedad que queremos, en la forma en la que las personas vamos a organizarnos para desarrollar el potencial de nuestras vidas, es lo que se conoce como «Deployability» superando el concepto de «Employability».
En este sentido hoy nos hacemos eco de un informe reciente de Unesco sobre la situación de reconocimiento de la educación no informal e informal tiene en la actualidad.
Mientras está ampliamente aceptado por los/as educadores/as, gobiernos y sociedad en general, que el aprendizaje tiene lugar no sólo en la educación formal o en las instituciones educativas sino también en los espacios de trabajo y en actividades no formales e informales, no todos estos aprendizajes están formalmente reconocidos. Por formalmente reconocidos, desde Unesco se refieren a la valoración que de aquéllos aprendizajes se hace por las diferentes instituciones educativas nacionales de los diferentes países y por sus agentes de empleo y formación.
En este sentido la situación es muy diversa a nivel mundial: en países donde aún persiste una amplia mayoría de la población que no ha tenido y/o tiene acceso a la educación basica, este es un debate de poco sentido. En cambio países que están llevando a cabo amplias reformas educativas, como la introducción de estrategias de aprendizaje a lo largo de la vida, las cualificaciones basadas en competencias y marcos de calificación nacionales es necesario el debate acerca de los conceptos y los mecanismos que promueven este tipo de aprendizajes, y como estos pueden apoyar a los objetivos educativos de cada país.
A pesar de estas diferencias por países, en un contexto de rápido cambio social fruto de la globalización, la revolución de la información y la necesidad de comunidades más sostenibles, los sistemas de aprendizaje tanto de Norte como de Sur encaran los mismos retos de equidad: no todas las personas tienen las mismas oportunidades de participar en la educación. Y es que una de las principales consecuencias de esta inequidad es una infrautilización del potencial humano, de los talentos que las personas han adquirido en contextos no formales o informales. Más allá, los sistemas de educación formal están encontrándose con cada vez más dificultades para responder a las demandas sociales en un mundo en constante cambio.
En la actualidad muchos/as autores/as afirman que el aprendizaje no formal, informal y formal no deben ser observados como dicotomías sino elementos en un continuum.
El reconocimiento a todas las formas de aprendizaje es una de las muchas soluciones propuestas como soluciones a los grandes retos socioeconómicos incluyendo la reducción de la pobreza, el desarrollo económico, la mejora de la empleabilidad, la cohesión e inclusión social, el desarrollo personal y profesional y la ciudadanía democrática.
Desafortunadamente, como comentábamos al principio de este post, los países frecuentemente se focalizan en un aspecto particular de estos nuevos modos de apredizaje, frecuentemente unido a “lo productivo”.
Me gustaría suscitar el interés sobre este debate acompañando la referencia al informe con un vídeo de 1988 donde Isaac Asimov ya avanzaba el impacto que las nuevas tecnologías iban a tener en los procesos de aprendizaje no formales e informales, e incluso formales! No dejéis de verlo, merece la pena.