Por Santiago Rivero, Consejero de Human Management Systems, Miembro del Patronato de NSF.
(Publicado en el Boletin Commemorativo del 25 aniversario de NSF, nº 10, Julio 2005)
En los momentos actuales se mencionan constantemente los valores en ámbitos muy diversos. Parece que se les otorga importancia, que es algo de lo que no se debiera prescindir, sino que por el contrario, se debe ir por la vida con nobles valores, sólidamente cimentados y profundamente asumidos. ¿A qué puede deberse, si casi todos los estudios sobre esta materia, si no todos, coinciden en que se está produciendo una pérdida de los valores tradicionales, que no son sustituidos por otros de rango equiparable? Probablemente porque se percibe que, en diversos entornos, esta situación es peor que la anterior, en lo que respecta a determinados aspectos.
Puede decirse que la situación no es tan mala; que si bien se han podido producir pérdidas de algunos valores, otros muy interesantes están en alza, como pueden ser la igualdad de género, el respeto a los derechos de las personas o la democracia como sistema político. Con independencia de cual sea el balance global cualitativo, lo cierto es que todos los estudios apuntan a que aumenta de forma desmesurada el número de personas cuyo inventario de valores (valores de contenido positivo, se entiende) decrece de forma alarmante.