Compartimos el artículo de nuestro Presidente, Luis Cañada, y nuestra Directora, Begoña Etxebarria, publicado en el El Correo:
Einstein tiene una reflexión preciosa y precisa para estos días: «No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo», a la que podríamos añadir «…y lo hacen los mismos».
Este momento de crisis, personal y económica, global, es momento de repensar y reinventar paradigmas.
Desde nuestra responsabilidad, observamos que tenemos muy alejados de la toma de decisiones a dos grupos de población que atesoran un ingente caudal de creatividad e imaginación capaz de impulsar cualquier innovación. La mujer, que representa el 50% de la población; y la
juventud (15-30 años), que representa del orden del 30% (no conocemos estadísticas fiables).
Se está perdiendo la aportación del 65% de la población, con el agravante de que la energía vital que aportan quizás supere el 75%.
¿Qué no podrá hacer un mundo ahora desconcertado y desorientado por la pandemia si desde hoy decide incorporar con determinación a la mujer y a la juventud a los órganos de decisión de nuestras empresas y organizaciones?. Hacerlo no cuesta dinero, en el peor de los casos supone
perder cuota de poder.
En la fundación Novia Salcedo tenemos una experiencia muy positiva de
ambas incorporaciones, que nos gustaría poner a disposición de la sociedad.
En el caso de la juventud, nuestras más de 750 empresas colaboradoras conocen la riqueza que supone incorporar talento joven a su organización, por lo que firman contratos estables para más de 600 jóvenes al año, con su esfuerzo y sin coste alguno para las arcas públicas.
En el caso de la mujer, nuestra apuesta arrancó hace ya 30 años, cuando se invitó a una mujer a ser la directora de la fundación, y desde entonces siempre ha sido una mujer quien nos ha dirigido. La apuesta se reformuló en 2013, cuando tomamos cuenta de que la asimetría en el patronato era
notable, 11 hombres frente a una sola mujer, lo que claramente empobrecía nuestra visión. Hoy día somos paritarios.
En este proceso hemos descubierto que nuestra sociedad acoge un inmenso
plantel de mujeres muy potentes, con unas capacidades y voluntad de entrega impensable hasta que se vive el proceso en primera persona. La incorporación de la mujer la junta de patronato patronato ha tenido el sano
efecto de cambiar la forma de tomar las decisiones, el color y calor de las deliberaciones, las ventanas se han abierto y vemos que están más cerca nuestros próximos 40 años de vida.
Incorporar a la juventud y a la mujer a la actividad y a los núcleos de decisión de las organizaciones aparece como algunos de los grandes retos con los que nos enfrenta esta crisis.
Una vez superemos el drama sanitario y personal, contar más con los nuevos profesionales y con la mujer nos ayudará a encontrar el camino que permitan recuperar los niveles de bienestar social que teníamos antes del 31 de enero de 2020.
Esto es algo que no precisa fundamentalmente ni de inversiones, ni de tecnologías complejas, es cuestión de dos cosas: entender que el camino pasa por estos territorios y tener la voluntad y la determinación de adentrarse en ellos.
Una vez más, las personas somos el centro de la solución, aprovechemos la oportunidad.
Empezamos a vislumbrar el final del confinamiento y la ingente tarea de reconstruir la economía y la sociedad post pandemia: los/las jóvenes y las mujeres no son colectivos que inexorablemente pagarán por la crisis, al revés, son parte esencial de su solución.