Nuestros vecinos franceses, al igual que nosotros, están preocupados también por el futuro de las Humanidades. Al hilo del último artículo introducido en este Blog «¿Quién salvará las Humanidades?», nos hemos encontrado con el último documento de trabajo publicado estos días por el Centre d’ Analyse Stratégique (CAS) -institución de conocimiento y ayuda al entorno del Primer Ministro de Francia- trabajo que se titula precisamente «Las Humanidades en el corazón de la excelencia escolar y profesional».
Nuestra pretensión es ahondar en el informe, pero entretanto en este artículo nos gustaría avanzar lo que dice en esencia. Que no es otra cosa que el diagnóstico realizado de un declive acelerado de las humanidades clásicas entre los estudiantes. Los datos lo dicen todo. Solo uno de cada veinte bachilleres accede a la enseñanza de lenguas y culturas de la antiguedad. Le latín y el griego, y con ellos el conocimiento de la antigüedad greco-latina, se han convertido en terreno desconocido. La enseñanza de las lenguas antiguas y el descubrimiento de antiguas culturas ocupan un sitio que a partir de ahora será marginal. La situación de las humanidades es por tanto paradójica, tanto en Francia como en la mayoría de los países occidentales.
Las formaciones que han sabido hacer un sitio a las humanidades pueden ver su carácter de excelencia reconocido a través de colaboraciones originales entre empresas y universidades. Este documento de trabajo del CAS, en el que profundizaremos en un posterior artículo, propone pistas para hacer conocer y desarrollar la inserción de la cultura clásica en las formaciones, para mostrar cuánto fecundan las humanidades el aprendizaje escolar de las lenguas europeas, cuánto permanecen en la base de nuestra cultura europea, y cuánto finalmente son preciosas en la formación rigurosa de los jóvens adultos llamados a ejercer diversas profesiones.