La RSC puede servir a la buena imagen de una empresa, pero también puede dañarla si el beneficiado de la misma no juega limpio.
Ayer, 23 de Julio, la empresa Saunier Duval ha emitido el siguiente comunicado oficial: “Saunier Duval ha decidido suspender el patrocinio del equipo ciclista profesional Saunier Duval-Scott. Esta decisión de la empresa se ha tomado a raíz del caso de dopaje en el que está implicado uno de los ciclistas de la formación, en concreto Riccardo Riccò, de la posible vinculación de algún otro corredor y de la fuerte repercusión que el caso ha generado en Francia”
Previamente, como primera reacción, los dos corredores fueron expulsados del equipo, y a continuación el equipo se retiro del Tour de Francia.
Dice el comunicado: “Tras más de 20 años apoyando este deporte al que accedimos mediante el patrocinio en categorías inferiores y que durante todo este tiempo nos ha dado grandes satisfacciones tanto con escuadras infantiles, juveniles, femenina y élite-sub 23 como últimamente en el profesionalismo, y ante la imposibilidad, a pesar de poner todos los medios a nuestro alcance, de evitar las acciones fraudulentas de quienes están demostrando ser los mayores enemigos del deporte, nos vemos obligados a tomar esta dolorosa decisión”… “Queremos pensar que la ilusión, el trabajo y los recursos que hemos invertido durante este tiempo hayan dejado una sensación positiva tanto entre nuestros clientes como entre los aficionados al ciclismo”
Moraleja: no se debe abusar de la confianza de las empresas que se preocupan por la responsabilidad social: el beneficiario también tiene una responsabilidad social. De las empresas se espera que su responsabilidad social sea real, no solo un medio publicitario.