(Alocución de D. Federico Mayor Zaragoza en ocasión de la entrega del III Premio Novia Salcedo a la excelencia en la integración profesional de los jóvenes)
(Federico Mayor Zaragoza en el I Premio NSF)
No sólo los jóvenes sino todos los ciudadanos nos hemos visto afectados por una situación de crisis del sistema actual, que ha carecido de la regulación apropiada, ha promovido “burbujas” –la inmobiliaria ha repercutido especialmente en España- y ha deslocalizado buena parte de la producción industrial hacia el Este, en particular en China. Es a los jóvenes a quienes se les presentan horizontes más sombríos.
Los últimos estudios de la Unión Europea, indican que tardaremos 15 años en recuperar el pasado nivel de empleo es decir, 235 millones de puestos de trabajo. El principal problema de nuestra sociedad –sin descartar las vertientes alimenticia, energética, medioambiental y ética- radica en una economía basada en el consumo y dirigida por las necesidades del mercado y no por los requerimientos básicos de desarrollo humano, social, sostenible y solidario.
Si aspiramos a una sociedad guiada por los “principios democráticos” de justicia social, igual dignidad y solidaridad, en la que los jóvenes puedan desarrollar todas sus capacidades, es necesario un cambio en los hábitos ciudadanos, una mayor actitud crítica y una visión abierta del mundo en su conjunto. Y, también, descubrir, como escribió el poeta Marcos Ana (Premio René Cassín sobre Derechos Humanos 2010), que “Vivir para los demás es la mejor manera de vivir para uno mismo”.
La educación –“dirigir con sentido la propia vida”- es un proceso que incluye múltiples “aprendizajes”: aprender a conocer, a hacer, a ser y a vivir juntos, según los cuatro pilares propuestos por la Comisión de la UNESCO sobre “Educación en el Siglo XXI”, presidida por Jacques Delors. A mí me gusta añadir aprender a emprender y aprender a atreverse, porque el riesgo sin conocimiento es peligroso pero el conocimiento sin riesgo es inútil. Una economía fundamentada en el conocimiento precisa esta “virtud empresarial” y una incorporación laboral acorde a la acelerada evolución metodológica y el rigor científico, al mismo tiempo.
Por estas razones, la integración profesional y social de los jóvenes es un gran desafío, al que las instituciones docentes, conjuntamente con las empresariales, deben hacer frente uniendo fuerzas, explorando caminos imaginativos. El por-venir está por-hacer y, como dijo John Fitzgerald Kennedy en el mes de junio de 1963, “ningún reto se halla fuera del alcance de la capacidad creadora de la especie humana”. Sí, hay que inventar el futuro, venciendo la inercia de quienes se obstinan en resolver los problemas de mañana con las recetas de ayer.
Los ciudadanos no somos responsables de muchas de las consecuencias que estamos viviendo, pero sí de contentarnos en ser espectadores impasibles, testigos adormecidos y atemorizados por lo que acontece. Tenemos ahora, por primera vez, en la historia, la posibilidad de la participación no presencial, oportunidad de diseñar las administraciones, las empresas, las ONGS que queremos y cómo queremos que actúen.
La mayoría de los jóvenes, conscientes de la situación a escala global, son responsables y no merecen ser llamados “generación ni-ni” (ni estudia, ni trabaja). Por el contrario, debemos volcarnos para que encuentren el empleo que corresponde a su esfuerzo, ofreciéndoles oportunidades y promoviendo sentimientos solidarios en su día a día.
Es el momento de construir una sociedad de ciudadanos plenos, que anhelan y procuran la transición desde una cultura de imposición, violencia y guerra a una cultura de diálogo, de conciliación y paz.
Es el momento de configurar, entre todos, una economía global de desarrollo humano sostenible (energías renovables, producción de alimentos y agua, salud, vivienda, transporte…).
Y para ello son imprescindibles implicación y compromiso. Compromiso de empresas deseosas de contar con personas entusiastas y activas, en un entorno de trabajo cooperativo; compromiso de las administraciones en dar buenos ejemplos de gobernación a los ciudadanos; en fomentar la disponibilidad para el servicio; compromiso de las organizaciones del tercer sector en participar en redes de trabajo con las empresas y la administración para desarrollar la innovación social…
No existe el progreso social en la exclusión y la discriminación. Juntos, podemos. Hasta tal punto que podemos convertir una época de cambios en un cambio de época. Las generaciones venideras aguardan. Convirtamos su espera en esperanza.
Federico Mayor Zaragoza
Presidente del Jurado del Premio NSF
Mayo 2010