No es una noticia nueva, pero vale la pena recordar. Es materia para la reflexión.
El periódico La Vanguardia entrevistó el año pasado, el 26 de Mayo, a Ricardo Díez Hochleitner (Presidente de Honor del Club de Roma, miembro de la Junta Directiva de la Fundación Bertelsmann, Doctor Honoris Causa de la UNED, miembro de la Comunidad Internacional de la Fundación Novia Salcedo) sobre su participación en la “pretransición”, preparando el camino a la transición de la dictadura a la democracia en España.
Un extracto con palabras de Ricardo Díez Hochleitner:
“Formé pequeña y modesta parte de esa gran causalidad que fue la pretransición… pero que permitió abrir una serie de resquicios por los que se coló en el régimen franquista algo de oxígeno exterior… que España requería un plan para ponerla en el mapa de las democracias… Mi jefe, el director general de la UNESCO, René Maheu, me pidió que volviera a ayudar a democratizar mi país.”
“La pretransición fue una lección: la de la enorme importancia de la sociedad civil y de su educación… La transición no era posible sin reformar antes la educación… La democracia no son sólo los partidos, sino todas las asociaciones, fundaciones, grupos, ciudadanos que le dan contenido participativo y anticipatorio. La democracia funciona no sólo al votar a un partido, sino cuando nos reunimos por la comunidad: desde los padres de alumnos hasta los de su escalera. Son esos ciudadanos unidos los que modulan y dotan de contenido a la tarea de los partidos, que al cabo, son sólo eso: partidos…”
La lección de fondo de todo proceso educativo:
“Valorar la diferencia en el otro. Ser capaz de descubrir que todos –incluso aquellos que nos parecen malos, incluso los peores–son capaces de aportarnos algo. Descubrir que ese proceso requiere esfuerzo, rigor, aplicación y respeto, generosidad. Es muy fácil condenar personas y épocas desde la comodidad del presente, pero piense que en todo momento cada uno tiene sus razones para actuar, y no todas son enteramente malas o buenas. El reto es encontrar lo mejor de cada personaje: saber ver en él la persona.”
Moraleja: No se debe olvidar el pasado, pero ha pasado y no hay que seguir viviendo en el pasado. Si se vive en el pasado, no es posible convivir hoy ni mañana, y no conviviendo no hay verdadera democracia. Se reduce a partidos políticos.