Hace un año acudí a una charla de Pedro Luis Uriarte sobre el Concierto Económico en la Universidad de Deusto. Acompañé a la directora de Novia Salcedo Fundación, Begoña Etxebarria quien me invitó a conocer a esa persona y, sobre todo, al tema que trababa. Debo reconocer que a mis 27 años y una formación en Historia, el Concierto me es familiar. Se estudia brevemente en la educación secundaria y, en mi caso, se analiza más detalladamente en una carrera como Historia.
Pero sin duda, ver una sala abarrotado de personalidades de diferente ideología compartir la misma sensibilidad por un caso tan peculiar como es el Concierto Económico, me llamó profundamente la atención. Encontrar este punto de entendimiento entre las diferentes sensibilidades políticas en un momento tan complicado como el actual es reconfortante. Más aún con el tsunami económico que nos ha hecho replantearnos todo sistema conocido hasta la fecha. Pero, sobre todo, con las profundas heridas que ha causado a la sociedad vasca la violencia en su manifestación más dolorosa durante el último medio siglo.
El otro día, Pedro Luis Uriarte volvió al ataque. En el primer acto público de la Comunidad del Concierto (Gurea Kontzertua), impulsado por la sociedad civil, esa unanimidad en torno al Concierto Económico volvió a manifestarse. Más de 300 personas se congregaron al más alto nivel: políticos, empresarios, profesores de universidad, etc.
La prensa recogía el evento celebrado destacando el consenso que despierta el Concierto. Ignacio Marco-Gardoqui, en un artículo en El Correo titulado ‘Longevo y Vigoroso’, mantiene que el Concierto conserva intacto su “vigor juvenil” después de 139 años. Un diagnostico acertado pero, con un peligro en el horizonte. ¿Cómo enseñar y mantener ese espíritu en las generaciones venideras? ¿Cuáles son los pasos a dar para que los jóvenes vascos tengan en el Concierto un espejo donde todos puedan reflejarse? ¿Qué argumentos tendremos los jóvenes para defender el día de mañana este pacto fiscal?
Probablemente el primer paso se haya dado de la mano de la Comunidad del Concierto pero todavía queda un largo camino por recorrer. La obra realizada por Pedro Luis Uriarte es clave en ese sentido pero falta traducirla al lenguaje de los jóvenes y aterrizar estas ideas de manera pedagógica en las aulas. Ahora, el Concierto es algo ajeno entre los adolescentes y quizás, catalogado “como algo político”, en un momento en el esto mismo suena a ‘rancio’, si se me permite la expresión.
Con tiempo, trabajo y dedicación, se ha de encaminar este pacto fiscal como la piedra angular del estado de bienestar que disfrutamos en Euskadi y Navarra. No es un privilegio, como lo han tachado históricamente desde Madrid, sino una obligación y responsabilidad de toda la sociedad vasca, especialmente de los jóvenes ya que se trata de una herramienta que nos va a permitir encarar nuestro futuro con menos incertidumbre.