La Cuarta Revolución Industrial, protagonizada por la llamada Industria 4.0, puede traer progresos tecnológicos y de bienestar pero también altos costes sociales y medio ambientales si se desarrolla de forma incontrolada e insostenible. ¿Vamos a ser víctimas de ella o podremos dominarla? Necesitamos hacer una reflexión profunda sobre la Revolución Industrial 4.0. y su sostenibilidad. Hay que reflexionar sobre qué revolución industrial queremos.
El Foro Económico Mundial anunció el pasado 10 de octubre la apertura de su nuevo Centro de la 4ª Revolución Industrialen la ciudad de San Francisco.
El Centro servirá como una plataforma para la interacción, la perspicacia y el impacto de los cambios científicos y tecnológicos que están cambiando la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos los unos con los otros. Es la primera oficina permanente, activa a nivel global de una organización internacional la del Área de la Bahía de San Francisco. “Servirá como una plataforma global para el diálogo y la acción colaboradora en las cuestiones más importantes relativas al impacto de las tecnologías emergentes”, afirmó Klaus Scwab, Presidente del Foro Económico Mundial.
En este Centro se reunirán emprendedores, start-ups, inversores, empresas, reguladores, políticos, organizaciones internacionales, ONGs y académicos de todo el mundo. Su objetivo es desarrollar un entendimiento común de las tecnologías disruptivas y los avances científicos que afectan a la economía y a la sociedad, y faciliten el desarrollo de marcos y normas políticas para gobernarlas.
En particular se centrará en tecnologías, conceptos, desarrollos científicos y nuevos modelos de negocios tales como la inteligencia artificial y la robótica, la medicina de precisión, la “blockchain” o “cadena de bloques” (espina dorsal del protocolo Bitcoin), los drones y su uso civil, los vehículos autónomos, la impresión 3D, y el papel del individuo en la era de los Big Data (macrodatos o datos masivos), en el «internet de las cosas» y la inteligencia artificial. También tratará del aprovechamiento de las tecnologías y la innovación de la cuarta revolución industrial para mejorar la salud global de los océanos, la gestión y la gobernanza.
Se entiende entonces que el Centro tendrá que ocuparse de los desafíos que presentan los Objetivos de Desarrollo Sostenibledefinidos en la Agenda 2030. En este caso en particular los siguientes:
Objetivo Sostenible 8.- Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos
Objetivo Sostenible 9.- Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación.
Objetivo Sostenible 12.- Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles
Objetivo Sostenible 14.- Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible
Para “Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos – Objetivo Sostenible 8” no será suficiente con educar y formar a los jóvenes en competencias “técnicas” o “habilidades” pero educarles en la sostenibilidad.
Algunas universidades ya lo incluyen en sus programas. Por ejemplo la Universidad de Valencia que imparte asignaturas de Sostenibilidad que pueden ser cursadas por todos los estudiantes que lo deseen, estudiantes de los actuales Grados (a lo largo de su periodo de formación en cualquiera de los cursos) o por estudiantes matriculados en los planes antiguos de licenciaturas y diplomaturas. Imparte en clases presenciales 3 asignaturas: Sostenibilidad, Ciencia y Tecnología; Sostenibilidad, Cultura y Educación; y Sostenibilidad y Sociedad.
Reciclar y reutilizar materiales es una de las exigencias más importantes de la Sostenibilidad.
Hay un caso muy reciente y muy claro y flagrante de incumplimiento: el almacenamiento masivo de neumáticos usados que se incendiaron en el vertedero de neumáticos más grande de Europa, en Seseña, Castilla La Mancha, con más de 6 millones de neumáticos que se quemaron durante 20 días y llenó la región de humo negro.
Habrá que vigilar mucho más la obsolescencia programada o planificada que según la Wikipedia es “la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho producto, este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible. Su función es hacer pagar al consumidor dos o más veces por medio de productos degradables o, más paladinamente, «productos basura» o de necesaria y continua actualización que generen relaciones de adicción que redundan en beneficios económicos sensibles para empresas sin ética. El potencial de la obsolescencia programada es considerable y cuantificable. Es altamente beneficioso para el fabricante, dado que en algún momento fallará el producto y obligará al consumidor a que adquiera otro más satisfactorio, ya sea del mismo productor —mediante adquisición de una pieza para arreglar el viejo producto o por compra de un modelo más nuevo—, o de un competidor, factor decisivo también previsto en el proceso de obsolescencia programada.
Para la industria, esta actitud estimula positivamente la demanda al alentar a los consumidores a comprar nuevos productos de un modo artificialmente acelerado si desean seguir utilizándolos.
La obsolescencia programada se utiliza en gran diversidad de productos. Existe riesgo de reacción adversa de los consumidores al descubrir que el fabricante invirtió en diseño para que su producto se volviese obsoleto más rápidamente a fin de que los clientes recurran a la competencia y basen su elección en la durabilidad y buena calidad del producto.”
La obsolescencia de aparatos electrónicos no es nueva. Ya existía antes de la llegada de la 4ª Revolución Industrial: televisores (no hace mucho años vivimos el paso de la analógica a la digital), teléfonos móviles, magnetófonos, cámaras de fotos, ordenadores y sistemas operativos, impresoras, etc.
Un claro ejemplo de obsolescencia que crea montones de basura tecnológica aparentemente imposible de reciclar en los países desarrollados se manifiesta en el llamado basurero electrónico europeo en Ghana. La utilización de un país pobre para «digerir» la basura de los países ricos. Verlo hasta el final!!!
Estamos observando la gran rapidez de aparición de nuevos modelos de smartphones, a veces lanzados de forma precipitada al mercado sin hacer las pruebas suficientes, con el ejemplo muy reciente del sobrecalentamiento, con quema o explosión, del Smartphone Galaxy Note 7 de Samsung, que han tenido que retirar del mercado.
Otro ejemplo es el lanzamiento precipitado de nuevos sistemas operativos de los ordenadores personales, que muchos usuarios no necesitan y que causa problemas y adelanta la obsolescencia de otros equipos, como por ejemplo algunas impresoras que funcionaban perfectamente en la versión anterior del sistema operativo. En la figura se muestra el caso de impresoras de HP que no funcionan cuando el usuario instala el último sistema operativo de Microsoft, Windows 10. Pasa también con impresoras de otras marcas. A mi y a otros usuarios me ha pasado con mi impresora de Epson. Después de varias semanas de chats, twitters y emails con los soportes de Epson y Microsoft el problema sigue sin solucionarse. El controlador de impresión deja de funcionar con el nuevo sistema operativo.
Todos conocemos a través de la prensa el caso de la marca de automóviles diesel, VW, que a pesar de los avances tecnológicos en los motores no cumplen con las emisiones a la atmosfera y usaban software para falsificar las medidas de las emisiones de gases contaminantes y nocivos para la salud en millones de vehículos. Las emisiones de estos motores han llevado a Paris a no admitir coches diesel en la ciudad. Y en Bruselas hay un plan para ampliar la zona peatonal de su centro quitando 40 kms de calles a los vehículos. ¿Un ejemplo a seguir?: Desde hace muchos años en el centro de la ciudad de Brujas, probablemente una de las ciudades más sostenibles de Europa, circulan más carruajes de caballos de carne y hueso que coches con potencias de cientos de «caballos». Está prohibido entrar con su vehículo en la ciudad. Muchos circulan en bicicleta, pero hoy las bicicletas llevan una luz minúscula (si es que llevan) que funciona con una pila, cuando antes las luces de las bicis, que iluminaban mejor que las actuales, usaban electricidad generada en una dinamo por el pedaleo del ciclista.
También está el abuso de los envases de plástico, que recientemente Francia ha prohibido. Cada año se vierten al mar ocho millones de toneladas de plástico. Se teme que a este ritmo en 2050 habrá más cantidad de plásticos que de peces en los océanos.
¿Cuánto tiempo durará un robot antes de ser obsoleto y deberá ser sustituido por otro más avanzado? ¿Tendremos cementerios de «humanoides»?
Hará falta mucha «consciencia de sostenibilidad» en la 4ª Revolución Industrial. Transformar nuestra sociedad en una sociedad sostenible puede crear muchos empleos. Se necesitarán competencias e ideas, mucha investigación y desarrollo en la sostenibilidad. Y sobre todo una voluntad y mentalidad colectiva en todos los estamentos de la sociedad. No será suficiente haber creado un centro de la Cuarta Revolución Industrial en la Bahía de San Francisco.