La UNESCO ha publicado recientemente su «Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo para el año 2020». El informe presenta los principales retos que todos los países deben afrontar si quieren cumplir con lo establecido en el ODS 4 garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos, así como los principales datos que sirven para conocer la situación actual.
Nadie duda de que vivir en un mundo globalizado presenta grandes oportunidades, pero también es cierto que la situación mundial plantea unos desafíos considerables. Las innovaciones tecnológicas (a veces distribuidas de manera desigual), el cambio climático o los conflictos territoriales, así como el desplazamiento de personas, la intolerancia o el odio, son factores que agravan las desigualdades existentes y tienen un impacto negativo a largo plazo. Además, la pandemia de COVID-19 no ha hecho sino ahondar en las diferencias.
Ante esto, resulta evidente la necesidad de trabajar para que una educación universal de calidad esté garantizada. El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo tiene en cuenta todos estos desafíos e intenta subsanarlos, con el fin de reducir las brechas sociales que persisten todavía. Sus conclusiones, sin embargo, no son del todo halagüeñas. Queda claro que las oportunidades de educación están distribuidas de manera desigual y que existen grandes barreras que condenan a muchos jóvenes al estancamiento de su educación. Así, por ejemplo, aun antes de la epidemia de COVID-19 uno de cada cinco niños, adolescentes y jóvenes estaba totalmente excluido de la educación. Además, los estereotipos, la discriminación y la estigmatización provocan que a millones más se les margine dentro de las propias aulas.
Ilustración: ADENE
El informe identifica tres factores clave que ayudan a entender las oportunidades y la inclusión de las personas en sus respectivos sistemas educativos: la identidad, el origen social y las capacidades. Parece tristemente cierto que el sistema y el contexto no siempre toman en cuenta la diversidad y multiplicidad de necesidades de quienes participan en él. Cada sociedad y cada cultura determina unas reglas que definen la normalidad, por lo que la diferencia tiende a percibirse como una anomalía, y aquellos que no encajan directamente en los estándares son más fácilmente dejados de lado. Para hacer frente a esto, el informe plantea que se entienda la inclusión como un proceso: hacen falta «medidas que aceptan la diversidad y crean un sentimiento de pertenencia, arraigadas en la creencia que cada persona es valiosa, tiene potencial y debe ser respetada, independientemente de su origen, capacidad o identidad«.
Es cierto que la manera de promover la inclusión puede parecer cambiante, ya que los contextos que la dificultan varían notablemente entre países y regiones, pero el informe hace un esfuerzo por establecer una misma prioridad que pueda ser aplicada en todos los casos: los sistemas educativos deben tratar a todos los que forman parte de ellos con dignidad, para que puedan superar las barreras y mejorar su aprendizaje. Por un lado, deben de ser más flexibles para incluir a los hasta ahora marginados, pero por otra parte no deben etiquetar a los alumnos, una práctica adoptada con el pretexto de facilitar la planificación que, sin embargo, puede terminar reforzando los estigmas previamente construidos. Es conveniente recordar, además, que los factores previamente mencionados (identidad, origen social y capacidades) están íntimamente relacionados entre sí, por lo que centrarse exclusivamente en uno de los aspectos podría no ser beneficioso para los que más necesitan una mejora de la situación.
Queda claro por lo tanto el marco conceptual que guía las reflexiones, datos y sugerencias del informe. Es necesario entender la inclusión como un proceso donde se mezclan las múltiples identidades con los obstáculos materiales, dando lugar a situaciones complejas donde lo principal es fomentar la participación y el aprendizaje -en las mejores condiciones posibles- de los más excluidos.
Los principales datos, así como las políticas y actuaciones sugeridas en el Informe de la UNESCO, se comentarán en posteriores entradas a este blog.