Gaston Berger era también un filósofo y un industrial, con un interés para la ciencia.
Con respecto a la diferencia entre las ciencias naturales:
«Es ingenuo pensar que las ciencias se distinguen las unas de las otras por la naturaleza de sus objetos. Fijar fronteras entre los dominios relevantes de una u otra disciplina es tan vano e ineficaz que los esfuerzos de los diplomáticos que se dedican a poner límites a las zonas de influencia… Una ciencia es original por la manera en que aquellos, que se dedican a ella, consideran los fenómenos por el punto de vista que adoptan, por la naturaleza de las relaciones que retienen. El atomo de un físico no es más diferente del atomo de un químico que la adrenalina de un químico lo es de la adrenalina de un biólogo. De la misma manera que un árbol mirado por un leñador, un pintor o un botánico, es el mismo árbol, pero los unos y los otros lo sitúan en contextos diferentes, le atribuyen “valores” diferentes, no harán en absoluto el mismo uso de él.”
Y sobre la industria en relación al hombre:
“En la industria todo se refiere al hombre. Los productos creados responden a sus necesidades. Su fabricación requiere su trabajo. El problema es producir el mayor número de satisfacciones con el menor cansancio posible. Esto equivale a obtener el mejor rendimiento. Es cómodo medir y comparar los rendimientos usando signos monetarios. Pero estos signos no tienen sentido que por el gozo y la pena de los hombres.”
Dos años más tarde, en 1960, se produjo un hecho que Gaston Berger no pudo prever: murió en un accidente de tráfico…