Publicamos la nota de los obispos españoles acerca de su planteamiento ético de cara a las próximas elecciones generales. La trasladamos tal y como aparece en la web de la Conferencia Episcopal Española (CEE), en «Nota de prensa final de la CCVII reunión de la Comisión Permanente de la CEE», para que seáis vosotros los que valoréis su contenido y, en todo caso, inauguréis el debate.
Nota de la Comisión Permanente ante las elecciones del 9 de marzo
La Nota propone leer y meditar de nuevo la Instrucción Pastoral “Orientaciones Morales ante la situación actual de España”, aprobada el 23 de noviembre de 2006 por la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, recordando algunas ideas fundamentales de esta Instrucción, “que han de ser comprendidas, por tanto, en el conjunto de aquel relevante texto”.
En este sentido, la Nota aborda, entre otras cuestiones, la calidad y exigencia moral de los ciudadanos en el ejercicio de su voto como el mejor medio para mantener el vigor y la autenticidad de las instituciones democráticas; el peligro de opciones políticas y legislativas que contradicen valores fundamentales y principios antropológicos y éticos arraigados en la naturaleza del ser humano, en particular con respecto a la defensa de la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural, y a la promoción de la familia fundada en el matrimonio; la injusticia que supone construir artificialmente una sociedad sin referencias religiosas, exclusivamente terrena, sin culto a Dios ni aspiración ninguna a la vida eterna; la necesaria promoción de la libertad de enseñanza y la educación de calidad para todos; la denuncia del terrorismo como una práctica intrínsecamente perversa, del todo incompatible con una visión moral de la vida justa y razonable, y de la negociación política con organizaciones terroristas; los nacionalismos y la necesaria tutela del bien común de una sociedad pluricentenaria; y la referencia a algunas situaciones concretas que se dan en este momento de la sociedad española, como, por ejemplo, la inmigración, la violencia doméstica, la explotación de niños y jóvenes, las injustas distancias y diferencias entre las personas y las comunidades autónomas, el trabajo, la vivienda y el cuidado del patrimonio común de la creación; así como también, en el orden internacional, la necesaria atención a la justa colaboración al desarrollo integral de los pueblos.
Me parece bien que los obispos católicos ofrezcan su consejo y guía a los fieles que pertenecen a su Iglesia, en cuestiones morales, éticas y sociales.
Pero que opinen de manera tan subjetiva sobre asuntos de pura estrategia política me parece que no les compete.
Condicionar el voto de sus seguidores porque unos partidos políticos estén a favor o en contra de la negociación con terroristas, o porque son más o menos nacionalistas, no me parece que sea un problema fundamental de la Iglesia.
Creo que las directrices de los obispos deberían centrarse más en las enseñanzas de Jesús de Nazareth, es decir, hacer hincapié en amar al prójimo y en respetar y tolerar las diferencias entre los seres humanos. En procurar que no se cometan injusticias sociales y en tener compasión de quien la necesita. En no juzgar tanto y ayudar más, en definitiva en estar al lado del más perjudicado y del más débil.
Estoy de acuerdo con Carolina. Usar frases ambiguas puede hacer dudar del propósito de defender únicamente los valores cristianos. El obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, en una entrevista con El Correo, reconoció la falta de claridad de la nota episcopal y tuvo que matizar algunos términos. Todos los partidos democráticos están de acuerdo que no se puede hacer una negociación política con pistolas encima de la mesa. Sobraba decirlo. La nota admite que se defiendan opciones políticas nacionalistas democráticamente pero “dentro de la unidad de España”. Es poner una limitación política. La unidad de España es un concepto político, no de moral cristiana. El separatismo es también una postura legítima si se defiende democráticamente, porque la Constitución es una ley, no una Biblia. La solidaridad no depende de la unidad política, como tampoco la unidad política depende de la solidaridad. Si para ser solidario se necesita una unidad política tendríamos que incluir a media Africa en España. La mayoría del país probablemente piensa que es mejor una España unida, pero presentar el separatismo como algo que va contra de la religión es absurdo. Hay más de un ejemplo en Europa de países que no han mantenido su unidad política y se han separado, y no ha sido el fin del mundo. Y no se han basado en la religión para hacerlo. En Bélgica hubo cierto trauma cuando se dividió la Universidad Católica de Lovaina en dos, una flamenca y otra valona. Pasados unos años, hoy colaboran de nuevo en muchos campos. La nota habla también del tema polémico de la asignatura “Educación para la Ciudadanía”, que mantiene dividida hasta a los propios católicos. El católico tiene derecho a oponerse a una asignatura que no tiene respeto para los valores de su religión. Ser ciudadano implica respetar a las convicciones de los demás. La educación en la ciudadanía no debe imponer ideologías de ningún tipo, sino enseñar actitudes cívicas y éticas universalmente aceptadas. A esto ningún católico puede oponerse. Por otra parte, el Estado no debe entorpecer o dificultar las enseñanzas religiosas que los padres quieren para sus hijos. Debería apoyarlo. No es lo mismo una educación en la ciudadanía que una educación religiosa, y la una no excluye la otra. Quizás se debería impartir una asignatura obligatoria que dé a conocer a los jóvenes todas las grandes religiones y corrientes filosóficas. La “Alianza de las Civilizaciones” sería más sólida.
Felicidades al comentario de René.
Totalmente de acuerdo.
Juan Pedro ha escrito un comentario sobre un comentario de “René”. Como no hay ningún comentario firmado por un tal René, supongo que se trata de un lapsus. Y como soy el unico varón que ha escrito un comentario, es posible que Juan Pedro se haya referido al mío, en cuyo caso se lo agradezco y le mando un abrazo.
Aprovecho la ocasión para hacer otro comentario. Hoy he leído un artículo en El Correo sobre el nombramiento de nuevos obispos por el Papa Benedicto XVI. El periodico dice en su titular que es “para despolitizar la Iglesia vasca”. No solo la Iglesia vasca debe ser apolítica. Todos los obispos españoles deben ser apolíticos en sus manifestaciones y comportamientos públicos. También los de la Conferencia Episcopal Española y de las demás comunidades autonómicas, lo cual no siempre es el caso.