Emprender es aprender, pensar y hacer. “Lo que tenemos que aprender lo aprendemos haciendo”, dijo Aristóteles ya tres siglos antes de Cristo. “Emprender” puede ser empezar una obra, un negocio, etc., según lo define el diccionario, y “especialmente lo que entraña alguna dificultad o peligro”. Efectivamente, emprender tiene un riesgo: el posible fracaso. Pero “nunca empezaríamos nada si quisiéramos asegurar por adelantado el éxito de nuestra empresa”, palabras de Napoleón Bonaparte.
Formar al emprendedor
«Estar preparado es la mitad de la victoria» según Miguel de Cervantes. El talento ayuda porque “una persona de talento puede hacer algo que no puede hacer una persona corriente y un genio es el que hace lo que no puede hacer una persona de talento” decía Manuel Alcántara, el conocido y premiado periodista, columnista y poeta. Unos tienen más talento que otros, pero aunque tengas menos talento, siempre habrá “algo” que sabes hacer bien. La educación y formación también pueden descubrir un talento que estaba oculto. “El propósito de la educación es cambiar una mente vacía por una abierta” (Malcolm Forbes, editor estadounidense del siglo 20). No una educación “ex cátedra” pero enfocada al alumno. «La educación consiste en ayudar al niño a llevar a la realidad sus aptitudes» (Erich Fromm, psicoanalista estadounidense del siglo 20 de origen alemán). Una educación que forma a la persona, o como lo expresaba Martin Luther King, “Inteligencia más carácter, esto es la meta de una verdadera educación”.
Comenzar a emprender
Antes de emprender hay que hacerse preguntas. «Puedes decir si un hombre es sabio por sus preguntas» dijo Naguib Mahfouz, escritor egipcio y Nobel de la Literatura en 1988. ¿Qué preguntas? Los “criados” de Rudyard Kipling (el escritor inglés de vivió en la India a principios del siglo 20): “Tengo seis honestos servidores que me han enseñado todo lo que sé. Sus nombres son: qué, por qué, cómo, cuándo, quién, y dónde.” (No necesariamente en este orden).
¿Emprender qué?: La idea
“No quiero hacer nada elegante, quiero tener ideas antes de empezar una pieza” (Georges Bizet, compositor francés del siglo 19). Al principio la idea puede no ser muy definida. “El hombre que pretende ver todo con claridad antes de decidir, nunca decide”, dijo Henri-Frédéric Amiel, filósofo suizo del siglo 19. Y dudar no es de tontos: “La duda es el principio de la sabiduría” (Aristóteles). “Desgraciados los hombres que tienen todas las ideas claras” (Luis Pasteur)
Pero hay que ser realista, no vivir en las nubes: «Por lo general, los hombres creen fácilmente lo que desean» (Julio Cayo César, emperador romano del siglo 1 aC)
Es bueno pedir consejo a otros sobre tu idea: “Del choque de las ideas surge la luz” (Nicolas Boileau, poeta y crítico francés). Pero elige bien a tu(s) asesor(es). “Los presidentes norteamericanos cuentan con cien asesores económicos y saben que uno de ellos lleva razón, pero no saben cuál.” (Manuel Alcántara). La decisión es tuya. Para saber tratar con asesores también necesitas formación.
Que tu idea no sea totalmente nueva no quiere decir que no sea innovadora. “Todo lo bueno ya lo han pensado otros; sin embargo, debemos intentar nuevamente pensar en ello.” (Johann W. Goethe, poeta alemán del siglo 18). “Quien es capaz de resucitar lo antiguo extrayendo un conocimiento nuevo, es ideal para ser maestro.” (Confucio, siglo 5 aC.) Además, no hay que pasarse con la innovación: “Nada tan peligroso como ser demasiado moderno. Corre uno el riesgo de quedarse súbitamente anticuado”. Lo dijo en serio el escritor humorístico Oscar Wilde ya en el siglo 19. Estamos viviendo en una era en la que las cosas se quedan obsoletas enseguida y están llenando los mares de basura.
Puede que tu idea sea el resultado de haber tenido otras ideas: “Para tener una buena idea tienes que tener antes unas cuantas ideas” (Linus Pauling, Premio Nobel de Química de 1954).
¿Por qué voy a emprender?
Porque existe una necesidad, una mejora posible, una demanda. O con objetivos económicos, sociales, medioambientales, de seguridad, de bienestar, etc. Hay que tener claro las razones, estudiar el mercado, prever y adelantarse al futuro. “La predicción es muy difícil, sobre todo si se trata del futuro” (Niels Bohr, físico danés del siglo 20)), y según decía Gaston Berger, filósofo, industrial y administrador francés, “el futuro no es sólo lo que puede suceder o lo que es más probable que ocurra. Es también, en una proporción que va en aumento, lo que queríamos que fuera.” En otras palabras hay que emprender para la sostenibilidad.
Cómo y Cuándo: Seguir un plan
“Comenzar bien no es poco, pero tampoco es mucho”, como ya lo dijo Sócrates. “Si haces planes para un año, planta arroz. Si haces planes para diez años, planta árboles. Si haces planes para cien años, instruye al pueblo” dice el proverbio chino. (Otra vez la importancia de la formación).
Organizar bien el emprendimiento es esencial. Hay que concretar el desarrollo de la idea en un plan de acción. Mejor dicho, en estudios y planes (de viabilidad técnica y económica, de mercado, de organización, de ejecución, de comercialización…)
“Debemos obrar como hombres de pensamiento; debemos pensar como hombres de acción” (Henri Bergson, filósofo francés). Lo precisaba más Antonio Gaudí: «Es necesario alternar la reflexión y la acción, que se completan y corrigen la una con la otra. También para avanzar se necesitan las 2 piernas: la acción y la reflexión…» (Y los pies en la tierra)
Con orden y eficacia, sin burocracia innecesaria. Sin “paja”. “Amo la casa en la cual no encuentro nada superfluo y encuentro todo lo necesario” (Pitaco de Mitilene, sabio de Grecia, siglo 5 a.C)
Usar la experiencia propia y de otros para evitar errores, y sobre todo para no repetir errores. «No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos» (Albert Einstein). Hay que aprender de los errores: “Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender” (Charles Dickens) Lo mismo opinaban Henry Ford: “El fracaso es la oportunidad de empezar de nuevo, pero más inteligentemente”, y Winston Churchill: “El éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder entusiasmo”.
No hay que desanimarse a la primera. «Cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria» (Marco Tulio Cicerón, Siglo 1 a.C). Emprender tiene un riesgo mayor o menor. Hay que sopesarlo. “Corramos riesgos calculados, lo cual es diferente de mostrarnos temerarios”, dixit George Patton, general estadounidense en la 2ª Guerra Mundial. (Para la victoria en esa guerra era fundamental el tanque de combate que se conocía por su apellido “Patton”)
Hay que definir y medir bien los tiempos: «Saber escoger el tiempo es ahorrar tiempo» (Francis BACON, filósofo y político inglés del siglo 16) Y empezar a trabajar, porque “Si sigues pensando en qué quieres hacer o qué quieres que pase, ni lo harás, ni pasará” (del filósofo humanista Erasmus de Rotterdam)
¿Quién? o con quien(es) emprender – El equipo humano
«Unidos, nos mantendremos en pie; divididos, nos caeremos» (Esopo, autor clásico griego). Lo ideal es disponer de un equipo muy unido pero multidisciplinar con diferente formación y experiencia, en función de las características y necesidad del emprendimiento o proyecto. Con diferentes enfoques, puntos de vista y criterios.“Del choque de las ideas surge la luz” (Nicolas Boileau, poeta y crítico francés). Pero un equipo en la misma onda con una misma misión, visión y objetivo.
Finalmente hay que respetar la regla “de oro” del legendario inversor Warren Buffet: “En los negocios solo existen dos reglas: Regla número 1: nunca perder dinero. Regla número 2: nunca olvidar la regla número uno”.