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Profesores funcionarios de la universidad que dejan de funcionar, y científicos que funcionan sin ser funcionarios

1
de Mayo, Día del Trabajo
. Por la prensa (El Correo, La Voz de
Galicia y otros) nos enteramos de un Informe de Fiscalización sobre las
Universidades Públicas españolas, presentado por el Tribunal de Cuentas. Nos
revela que cerca de 1500 profesores se jubilan “voluntariamente” antes de los
65 años. Que reciben hasta los 70 años compensaciones por el salario que dejan
de percibir, que pueden alcanzar hasta los 300.000 euros. Que en 2009 había 33
centros que habían puesto en marcha “incentivos” o “premios” a la prejubilación
a partir de los 60 años. Que entre 2007 y 2009 supusieron un gasto de casi 44
millones de euros al erario público. Que los expertos del Tribunal observan que
es de dudosa legalidad.

Me pregunto, ¿Por qué ocurre
esto? ¿Por qué un profesor de universidad quiere prejubilarse? En un post
reciente
citamos a Félix Goñi, catedrático
de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad del País Vasco Félix Goñi,
quien criticaba la condición de funcionarios de los profesores, porque es malo
para su motivación, porque hagan lo que hagan mantendrán su puesto hasta los 70
años.

¿Están tan
desmotivados que están dispuestos a dejar un empleo seguro si se les paga por
ello?

En el lado opuesto están los
investigadores científicos que no son funcionarios, y muchas veces mal pagados.

1
de Mayo, Día del Trabajo
. El Correo publica una entrevista de Fermín Apesteguia con Maier Lorizate investigadora vasca del
Instituto de Investigación del SIDA, IrsiCaixa, que, junto con otros colegas
científicos, ha descubierto la molécula del VIH responsable de la propagación
del virus del sida en el organismo. La entrevista refleja otra mentalidad que
contrasta con la “mentalidad del funcionario”. He aquí algunos extractos de la
entrevista.

Pregunta
F.A.:
¿Es posible investigar en España con la que se está
cayendo?

Contesta
M.L.:
“Es posible,
aunque hay gente que lo está pasando relativamente mal. Si no tiene
colaboraciones externas o de centros importantes para conseguir mucho dinero,
resulta complicado. Es muy difícil investigar en España” “Los recortes han
llegado a todo el mundo, no solo a España. Aunque EEUU sea el país que más
invierte en investigación y desarrollo, allí también han llegado los recortes.
Tendríamos que trabajar más por aunar fuerzas, disciplinas, conocimientos.”

Pregunta
F.A.:
¿Es posible generar ilusión entre los científicos cuando
muchos no ganan mil euros al mes?

Contesta
M.L.:
“El sueldo de los
investigadores es irrisorio. Muchos no lo dejan porque éste es un trabajo muy
gratificante, pero también muy duro. El 90% de tu trabajo es no conseguir nada,
porque las cosas no salen. Conozco profesionales que han llegado a la
depresión. Lo que de verdad te recompensa es la idea de contribuir a un avance.
Hay mucha gente empleada en una cadena de montaje, haciendo un trabajo de
control de calidad, que gana más que un científico. Ése sí que es un trabajo
duro. No tiene precio trabajar en algo que te gusta, pero lo que se paga en
ciencia es irrisorio.”

“La
mayoría de los científicos no tiene un trabajo estable; y menos aquí. Lo
preocupante es que los gobiernos invierten mucho dinero en formarnos y luego
esa inversión se pierde. Para muchos países somos un chollo, somos gente
formada por la que no tienen que pagar. La mayoría se van de aquí con una beca
del Gobierno Vasco o del Ministerio y el país que les recibe se frota las
manos, porque son profesionales muy bien formados. Lo que revierte de todo ello
en nuestra sociedad es muy poco.”

“Los
científicos somos nómadas. Si no funciona, nos vamos a otro sitio.”

Pregunta
F.A.:
¿Alemania es, a nivel laboral, el paraíso que se atisba
desde aquí?

Contesta
M.L.:
“Allí también se
notan los recortes, pero no tienen nada que ver. Tienen mucho dinero y no escatiman
en ciencia. No tienen prisa porque tu trabajo se publique. Disponen de tanto
dinero que puedes permitirte el lujo de tirarte años estudiando algo,
intentando sacar información para al fin publicar un bombazo.”

El Informe del Tribunal de
Cuentas da números, constata hechos, pero no analiza las causas. Analiza las
consecuencias, no las raíces de la enfermedad. ¿Qué pasa en la mente de un
profesor de universidad, que no quiere seguir trabajando hasta su jubilación?
¿Qué incita a una universidad a hacer planes de prejubilación para sus
profesores? Esto no se ha explicado en ninguno de los periódicos.

Maier Lorizate encontró las
raíces de una enfermedad, porque es una científica motivada, a pesar de no
tener la seguridad de empleo de un funcionario. A ella no le toca contestar a
las preguntas.

Acerca de René Aga

. Dr en CC Químicas por la Universidad de Lovaina (KU Leuven) · Senior socio de SECOT en Bilbao. · Seniors para la Cooperación Técnica. · Voluntariado de asesoramiento empresarial, del emprendimiento y profesional. · Administrador y co-editor de la página web y blog de SECOT Bizkaia/Vizcaya · Colaborador de la Fundación Novia Salcedo y miembro externo de su ICARO Think Tank. · Autor en el blog "Construyendo Capital Humano". · Propietario y editor de los blogs "Desde la Educación hasta la Innovación" (https://e2i.blogspot.com/) y "Pienso luego soy" (https://vanzeebroeck.blogspot.com/) . Collaborador con la revista Industria Química (Premio Iberquímica 2020):https://e2i.blogspot.com/2020/12/congreso-y-entrega-de-premios-de.html

Un comentario

  1. Si se toma el total de profesores universitarios que se jubilan, una gran mayoría lo hace a los 70 años. Y muchos de esos solicitan la figura de "profesor emérito", que se puede prolongar más allá de los 70. Otro buen grupo se jubila a la edad ordinaria de 65, y algunos se acogen a prejubilaciones como las indicadas, los menos con diferencia.

    Aunque esas prejubilaciones puede que ahorren dinero a la universidad (igual que a los banccos, por eso lo hacen), parece que sentencias recientes indican que su base legal no es muy sólida.

    Por cierto, el 70% de los "investigadores científicos" son profesores de universidad, así que no son categorías tan diferenciadas.

    Aunque todo lo que se dice es cierto, la impresión que da el artículo no se corresponde muy bien con la realidad. No hay unos "funcionarios" apoltronados disfrutando al borde de la legalidad y unos "científicos" sufridores. La mayoría de los científicos son funcionarios, y el proceso de ingreso hasta llegar a esa condición es penoso.

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