El informe intermedio de febrero 2024 sobre las Perspectivas económicas de la OCDE, denominado “Consolidar los fundamentos del crecimiento” destaca los siguientes puntos de interés:
- El crecimiento mundial ha resistido bien en 2023, y la inflación cayó más rápido de lo previsto. Los resultados variaron de un país a otro, y aunque se observó un fuerte crecimiento en Estados Unidos y en muchas economías de mercado emergentes, la mayoría de los países europeos experimentaron una desaceleración.
- Los indicadores recientes sugieren cierta moderación del crecimiento, impulsado por el endurecimiento de las condiciones financieras, cuyos efectos iniciales aún se dejan sentir en los mercados crediticio e inmobiliario, y la persistente atonía del comercio mundial. Los ataques contra buques en el mar Rojo han aumentado bruscamente los costes de transporte marítimo y alargado los plazos de entrega, perjudicando los calendarios de producción y acentuando las tensiones sobre los precios.
- El crecimiento del PIB mundial se moderará del 3,1% en 2023 al 2,9% en 2024, antes de volver al 3,0% en 2025 a medida que se relajen las condiciones financieras.
- En Estados Unidos, los gastos de las familias y la solidez del mercado de trabajo continuarán sosteniendo el crecimiento anual del PIB, que no obstante debería descender a 2,1% en 2024 y 1,7% en 2025. En la zona euro, el crecimiento del PIB debería ser del 0,6% en 2024 y 1,3% en 2025 porque la actividad, frenada a corto plazo por el endurecimiento de las condiciones crediticias, repuntará gracias a la recuperación de los ingresos reales. En China, a pesar de las nuevas medidas de estímulo, se espera que el crecimiento se ralentice hasta el 4,7% en 2024 y el 4,2% en 2025, debido a la escasa demanda de los consumidores, los elevados niveles de endeudamiento y la debilidad del mercado inmobiliario.
- La inflación debería volver a su objetivo en la mayoría de los países del G20 de aquí al fin de 2025. En las economías del G20, la inflación global se espera que pase de 6,6% en 2024 a 3,8% en 2025, y en las economías avanzadas de este grupo, la inflación subyacente debería recaer a 2,5% en 2024 y después a 2,1% en 2025.
- Es demasiado pronto, sin embargo, para afirmar con certeza que las tensiones subyacentes sobre los precios están totalmente controladas. La situación en el mercado de trabajo se ha reequilibrado un poco, pero el crecimiento del costo unitario de la mano de obra permanece de manera general superior a la tasa que sería compatible con los objetivos de inflación a medio plazo.
- La gravedad de las tensiones geopolíticas plantea un riesgo importante a medio plazo para la actividad económica y la inflación, especialmente si el conflicto de Oriente Medio provocara perturbaciones en los mercados energéticos. La persistencia de las tensiones sobre los precios de los servicios podría también provocar un aumento inesperado de la inflación y provocar correcciones de precios sobre los mercados financieros a medida que se reevalúan las expectativas de relajación monetaria. El crecimiento también podría ser más modesto de lo previsto por las proyecciones si las consecuencias de anteriores subidas de tipos son mayores de lo previsto.
- La política monetaria debe seguir siendo prudente para garantizar la contención de las presiones inflacionistas subyacentes a largo plazo. Con el retroceso de la inflación, hay margen para bajar los tipos de interés, pero es probable que la política monetaria siga siendo restrictiva durante algún tiempo en la mayoría de las principales economías.
- Los Gobiernos se enfrentan a crecientes retos presupuestarios provocados por el aumento de la deuda y las presiones sobre el gasto adicional previsto para el futuro. Es necesario hacer más a corto plazo para contener el crecimiento del gasto y adoptar marcos presupuestarios adecuados a medio plazo que contribuyan a garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas y la flexibilidad necesaria para responder a futuras perturbaciones.
- Las bases del crecimiento futuro deben consolidarse mediante reformas de la acción pública de cara a mejorar los resultados en el ámbito de la educación, reforzar el desarrollo de competencias y reducir las restricciones en los mercados de trabajo y de productos que obstaculizan la inversión y la participación de la mano de obra.
- La cooperación internacional tiene que reforzarse para impulsar el comercio mundial, garantizar un progreso más rápido y mejor coordinado en la descarbonización y aliviar el peso de la deuda en los países de renta baja.