Este artículo emana de la investigación «Transiciones del trabajo a la escuela en época de crisis: trayectorias vitales de jóvenes castellano-manchegos«, realizado por Josefina Piñón y Paloma Candela de la Universidad de Castilla La Mancha. A lo largo del trabajo ambas docentes recogen varios testimonios de jóvenes que en los años del ‘ladrillazo’ decidieron abandonar sus estudios para ponerse a trabajar.
«Prefería ganar dinero antes que perder el tiempo con los libros, porque no me gustaban» señala un joven que a los 15 años intentó «ganarse unas pelillas» en la vendimia para más tarde acabar como albañil. «Era la época de los sobresueldos de la burbuja inmobiliaria que daría a su fin tras el inicio de la crisis económica. Cuando falló la obra, nos quedamos sin nada, entonces decidí apuntarme al instituto». «Ganaba unos 1.500 euros y ahorraba, me compré un coche y una moto» explica otro joven. «Yo vivía el día a día y no pensaba en estudiar nada», pero las circuntancias cambiaron cuando fue despedido de su trabajo y sólo entonces decidió volver a los estudios.
Ambos casos sirven para ilustrar a una generación que vivió al calor de la burbuja inmobiliaria y que, en su máximo esplendor, decidieron abandonar los estudios por el deseo de disponer de dinero propio. Una situación que no sólo está patente en Castilla-La Mancha si no en muchas otras CCAA que, como Valencia, la venta de automóviles de marca de segunda mano se ha multiplicado considerablemente. Cierto es, como explican las autoras de la investigación, que hay diferentes factores que pueden incidir en que un joven decida apartar los estudios en favor de «malos empleos juveniles», «en el sentido de que no les aportaron ninguna cualficación ni experiencia y las extensas jornadas laborales les impidieron compatibilizar con los estudios». Además la aparición de dos causas aceleraron aún más estos casos, «el espejismo de los buenos salarios en la construcción y la posibilidad de la autonomía».
El retorno a las aulas por parte de estos jóvenes se ha visto marcada por una visión más realista de la situación reinante en España. «Ahora poseen conciencia de los esfuerzos personales y económicos que supone el estudio de las limitaciones que poseen». Aquellos jóvenes a los que la investigación hace referencia achacan esta decisión a la escasa o poca ayuda del entorno tanto familiar como educativo. «Me hubiera gustado más atención y no que me vendieran la moto» explica Marta.
Estos jóvenes que en su día abandonaron la educación con 15 o 17 años, ahora superan la treintenta y algunos, forman parte de lo que se ha denominado ‘generación ladrillo’. Hoy en día el abandono escolar ha disminuido sensiblemente, con la crisis como principal freno. En su momento siempre creyeron que estos empleos perdurarían pero, las circunstancias cambian y, los seres humanos, con ello también.
Es una triste historia de algunos jóvenes y nos muestra lo que te puede pasar si planeas tu vida a corto plazo y solo te centras en ganar dinero, y te olvidas de que cuanto más estudias en lo que te interesa y de lo que eres capaz, y no dejas de formarte desde joven y durante toda tu vida, estás firmando un seguro de tu futuro, no solo en lo económico sino también de tu realización profesional y personal. Un compañero de trabajo mío dijo alguna vez: “estoy trabajando en algo que me gusta y encima me pagan por ello”.