Este modelo de enseñanza permite a alumnos de entre 15 y 17 años sin el título de ESO reengancharse a los estudios
Cada curso se hace cuesta arriba para miles de alumnos matriculados en enseñanza secundaria que, debido a múltiples razones, tropiezan una y otra vez en los exámenes y no consiguen salir adelante. El sentimiento de frustración y desmotivación conduce a muchos de ellos a abandonar los estudios sin el título de ESO, lo que como es lógico tiene un efecto demoledor en sus expectativas de futuro.
La Formación Profesional Básica ejerce de salvavidas para esos jóvenes que no ven una salida en el sistema educativo clásico. Heredera de los Programas de Cualificación Profesional Inicial, esta modalidad se dirige a alumnos con edades comprendidas entre 15 y 17 años que no han conseguido graduarse en la secundaria obligatoria.
«Al principio llegan desmotivados porque están acostumbrados a que les digan lo que no hacen bien, pero trabajando la confianza en sus capacidades y quitando la idea de fracaso, llegan a desarrollar sus habilidades y ser profesionales muy demandados«, señalan desde Peñascal Kooperativa, un centro que lleva 30 años trabajando con este perfil de alumnado.
«Estos chicos se incorporan al ciclo con ciertas dificultades porque su pasado no ha sido precisamente exitoso y a los que les rodean una serie de circunstancias que hacen que vengan con la mochila muy cargada», coinciden en Centro de Estudios Almi, una academia que junto a la FP Básica imparte ciclos formativos de Grado Medio y Superior.
Las prácticas, un aliciente
Una vez matriculados, durante dos cursos estudian asignaturas de ESO y materias específicas del ciclo elegido. La oferta es amplia y en función del centro, abarca desde Administración y Gestión hasta Hostelería y Turismo, Fabricación Mecánica o Instalación y Mantenimiento. Al tratarse de itinerarios enfocados hacia la capacitación profesional, todos incluyen un periodo de prácticas. «Es un aliciente para ellos, es una parte que les engancha, les motiva», explican en Almi.
La FP Básica permite empezar a trabajar, pero también seguir con los estudios. Por un lado, se puede obtener el título de Secundaria para entrar en Bachillerato, y por otro elegir el camino de la Formación Profesional matriculándose en un ciclo formativo de Grado Medio. Además, pueden realizar un curso con Certificado de profesionalidad de nivel 1, 2 y 3.
En este sentido, los expertos subrayan que uno de los principales objetivos de este modelo educativo es que esos jóvenes «sea la etapa donde se den cuenta de la necesidad que tienen de seguir un itinerario formativo lo más amplio posible, y los resultados son bastante satisfactorios».
Miren Bilbao, 23 años. Estudiante del grado de Gestión de Empresas
«Si dejas los estudios vas a arrepentirte el resto de tu vida»
Miren representa uno de esos casos que ejemplifica la utilidad de la Formación Profesional Básica para reconducir el presente y el futuro de una alumna. Tras repetir tres veces tercero de ESO, habló con sus padres y decidió tratar de conseguir el título por otro camino. «Decidimos entre todos que no debía rendirme, que por lo menos me lo sacase y después veríamos hasta dónde llegaba», recuerda.
La decisión fue acertada, ya que ha llegado tan alto que actualmente está cursando un grado en Gestión de Empresas en la facultad de Economía y Empresa de la UPV/EHU. Pero antes de pisar un campus pasó dos años en Almi, donde «me enseñaron a estudiar y a esforzarme; fue una experiencia personal y académica buenísima». Aquel día tras día en un entorno diferente al de su colegio le sirvió para «superar la baja autoestima y ganar la seguridad que no tenía, pero también evidentemente me hizo reengancharme a los estudios», valora.
Después de subir el primer escalón de la FP y aprobar Administración y Gestión, decidió apostar por un ciclo formativo de Grado Medio en el centro de estudios bilbaíno y posteriormente otro de Grado Superior. Con el título de Técnico Superior en el bolsillo pensó en probar suerte en la universidad. «Por ahora me va bien», se felicita.
Miren considera que el esfuerzo ha merecido la pena, por lo que lamenta que tantos jóvenes se queden por el camino. «Si dejas los estudios a esas edades te vas a arrepentir el resto de tu vida», sostiene. A sus ojos, «lo importante es no rendirse y esforzarse, no hay más secreto, con ello puedes llegar a donde quieras«.