Durante las últimas tres décadas, la brecha entre ricos y
pobres no ha hecho más que crecer, y ha llegado a un máximo. Las diferencias
salariales han aumentado y los ingresos de los hogares han crecido de forma desigual
en una gran mayoría de los países de la OCDE. Y esto ocurrió en un periodo de
crecimientos económico y de empleo sostenidos. Es lo que dice un informe de la OCDE de Diciembre 2011, «Divided We Stand: Why Inequality Keeps Rising«, analiza las principales fuerzas
que subyacen en estos desarrollos y concluye que los gobiernos deben actuar con rapidez para
combatir esta desigualdad.
nueve veces los del 10% más pobre en la OCDE. En países que eran
tradicionalmente igualatorios, como Alemania; Dinamarca y Suecia, la brecha en
los salarios ha crecido desde 5/1 los años 1980 a 6/1 hoy. Sin embargo no
alcanzan los ratios de 10/1 que existen en Japón, Corea y el Reino Unido, y
menos aún la relación existente en Israel, Turquía y los EEUU que es de 14/1. Por
lo menos se constata que países con muy altas relaciones como Brasil (50/1),
México y Chile (más de 25/1), estas han empezado a disminuir en los últimos 10
años.
en el promedio de los países de la OCDE con una relación de 11/1, no parece
haber seguido esta tendencia ya que la diferencia de salarios entre el 10% más
alto y el 10% más bajo ha disminuido en España un 20% entre el 1994 y el 2008. Sin
embargo el crecimiento del empleo en los 15 años anteriores a la recesión
económica explica cerca del 70% de la reducción de la desigualdad de ganancias.
Por otra parte El incremento del número de mujeres trabajadores en España ha
resultado en un total de ganancias más
alto en los hogares. En las dos décadas anteriores a la recesión global, la
tasa de empleo femenino aumentó un 30%,
resultando en uno de los aumentos más importantes de la OCDE.
trabajadores con menor remuneración con respecto a los mejor remunerados. Desde
mediados de los años noventa, el 20% inferior de los asalariados aumentó el
número anual de horas trabajadas (de
1040 a 1180) mientras que el 20% superior de los asalariados disminuyó
ligeramente las horas de trabajo (de 2180 a 2170). En la mayor parte de los
países de la OCDE sucedió lo contrario: los asalariados con menos ingresos
trabajaron menos horas y aquellos con más ingresos trabajaron más.
más altos aumentó de manera moderada entre 1990 y 2005, del 8,4% al 8,8%. En los países de habla inglesa,
la parte del 1% más rico se multiplicó por dos.
en España contribuyen a disminuir las desigualdades
en el ingreso en cerca de un 20%, como en la mayor parte de los países de la
OCDE. Este efecto redistributivo, que se ha mantenido en un nivel constante en
la mayor parte de los países de la OCDE durante la década de los 2000, ha
aumentado en España. Por otra parte, en España, las transferencias de la Seguridad
Social disminuyen la desigualdad en menor medida que en la media de los países
de la OCDE y, además, este impacto ha ido disminuyendo en los últimos años.
para los países de la OCDE contenidas en su informe:
El empleo es el medio más prometedor
de hacer frente a la desigualdad. El mayor reto consiste en crear más y mejores
empleos, que ofrezcan buenas perspectivas profesionales y den a la gente
oportunidades reales de superar la pobreza.
La inversión en capital humano es
fundamental. Esa inversión debe comenzar en la primera infancia y mantenerse
durante todo el ciclo de la enseñanza obligatoria. Una vez realizada la
transición de la escuela al trabajo, deben existir incentivos suficientes para
que tanto los empleados como los empresarios inviertan en capacitación a lo
largo de la vida laboral.
La reforma de las políticas fiscales
y de las prestaciones sociales es el instrumento más directo para aumentar la
redistribución. Las considerables y persistentes pérdidas económicas que sufren
los grupos de bajos ingresos a consecuencia de las recesiones ponen de
manifiesto la importancia de las transferencias gubernamentales y las políticas
bien concebidas de ayuda a los ingresos.
La fracción cada vez mayor del
ingreso que perciben los grupos de rentas más altas indica que estas personas tienen
ahora una mayor capacidad tributaria. En este contexto, los gobiernos podrían
reexaminar la función redistributiva de los impuestos a fin de velar por que
los individuos más acaudalados satisfagan su parte correspondiente de la carga
fiscal.
Es importante garantizar la
prestación de servicios públicos gratuitos y de alta calidad, tales como la educación,
la salud y la atención a las familias.
evolución mundial general sobre la creciente dispersión de los salarios y las
tendencias del empleo durante los 25 años que precedieron a la crisis
financiera. Para el conjunto de los países de la OCDE, se llegó a las
siguientes conclusiones fundamentales:
La mundialización, es decir, la
rápida integración del comercio y la inversión extranjera directa que ha
producido en todos los países de la OCDE en los últimos 25 años, no ha sido una
causa del aumento de la dispersión salarial. Sin embargo, las políticas públicas
domésticas y las reformas institucionales sí se han visto afectadas debido a
presiones originadas por la mundialización.
El progreso tecnológico generó
mayores diferencias salariales: el progreso de las tecnologías de la
información y de la comunicación ha beneficiado más a los trabajadores que
poseen niveles superiores de calificación.
Las reformas normativas y los cambios
en las instituciones del mercado laboral aumentaron las oportunidades de
empleo, pero contribuyeron también a incrementar la desigualdad de los
salarios. Más personas, en particular muchos trabajadores no calificados,
consiguieron trabajo. Pero una consecuencia del ingreso en el mercado laboral
de trabajadores que perciben salarios más bajos es el crecimiento de la dispersión
salarial.
El aumento del número de trabajadores
calificados fue un contrapeso considerable que compensó el incremento de la
desigualdad salarial resultante del progreso tecnológico, las reformas
normativas y los cambios institucionales. La mayor capacitación de la fuerza
laboral tuvo también una importante repercusión positiva sobre el nivel de
empleo.
Cuando presentó el informe en Paris, el secretario general de
la OCDE, Ángel Gurría dijo: “El contrato
social se está desenredando en muchos países. Este estudio anula la hipótesis
de que los beneficios del crecimiento económico automáticamente gotean a los
desfavorecidos y que la mayor desigualdad fomenta una mayor movilidad social. Sin
una estrategia integral para el crecimiento inclusivo, la desigualdad seguirá
aumentando.”