Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión Europea, estuvo en Bilbao la semana pasada para disertar sobre el tema «Panorama económico europeo. Situación actual y perspectivas», en una jornada organizada por APD y Consulnor.
Miembros del equipo de Innovación y Prospectiva de la Fundación Novia Salcedo (NSF) acudieron al acto, en el que se congregaron 300 profesionales del mundo empresarial.
En su intervención, el Comisario Europeo de la Competencia destacó en tono optimista el avance de la UE en materia de coordinación y análisis de las soluciones durante la crisis y en la salida de la recesión, dentro del espacio europeo, donde se han aprobado y puesto en marcha decisiones «impensables hace 20 meses». Alabó también el papel del G-20 y de los Bancos centrales de las economías importantes, que han actuado de manera coordinada siendo actores clave en la recuperación actual.
En cuanto a España, Almunia señaló que «se aleja día a día de los índices de desconfianza de los mercados» y que está «más cerca de Alemania que de Portugal en primas de riesgo». Se ha hecho mucho en temas de regulación financiera, advirtió, donde se han cubierto lagunas, en la política fiscal y presupuestaria, donde se ha pasado de una política expansiva a otra estabilizadora, y se han comenzado reformas estructurales que deberían haberse adoptado en épocas de bonanza, pero que políticamente los gobiernos adoptan en época de crisis.
Europa también ha hecho muchos avances importantes: programas de apoyo financiero, rescate de países y de grandes entidades financieras, coordinación de políticas económicas y no sólo presupuestarias -esta es la clave-, consolidación fiscal y coordinación de políticas para mantener la solvencia de las instituciones financieras, pruebas de esfuerzo a los bancos, etc…
El lado pesimista del discurso de Joaquín Almunia hace referencia a la herencia recibida de la crisis y la recesión: una tasa de paro a la cabeza de Europa y un gran endeudamiento de empresas y familias que tardará años en ser absorbido. Otros obstáculos importantes que habrá que sortear en el corto plazo, señaló, son la inflación, la situación en el sur del Mediterráneo y el terremoto de Japón que tendrá consecuencias negativas en el terreno de la energía nuclear.
En cuanto a los retos futuros destacó Almunia la necesidad de nuevos motores de crecimiento, de crecer sin endeudamiento, con vigilancia del mercado y sin generar desequilibrio. Como desafíos europeos pendientes está en primer lugar el impulso de un mercado interior de servicios, a semejanza del que ahora tenemos de mercancías y capitales y una moneda única. El segundo desafío es la economía digital como parte de la economía de futuro; y, por último, el desafío de reforzar la protección exterior evitando el proteccionismo, lo que requerirá eliminar muchas restricciones vigentes. Europa basa su crecimiento en ser la economía más abierta del mundo, no podemos decir «Bruselas impone» sino que Europa somos todos.
En el turno de preguntas, el Comisario Almunia respondió, entre otras, a la formulada por NSF acerca de la tasa de paro de los jóvenes, mostrándose verdaderamente preocupado por el «terrorífico paro juvenil que no nos podemos permitir y por el que no nos van a perdonar», si no se toman urgentes medidas para atajarlo. También contestó a la cuestión de las «vacaciones fiscales» del País Vasco, asegurando que en su condición de bilbaíno y vasco no va a ser «blando» sino más estricto si cabe.