El autor pone énfasis en que en esta “realidad de los negocios” hay que tener muy en cuenta a los empleados, que son las víctimas potenciales directas. Por eso, según el autor, es importante saber en qué clase de empresa trabajamos, porque: “Las organizaciones empresariales no son iguales en términos de estabilidad, de su finalidad, de su dimensión, del sector en el que operan, de los perfiles profesionales requeridos y de los estilos de dirección que se despliegan en cada caso.”
“No se trata de hacer una comparación entre las empresas en términos de cuáles tienen más o menos posibilidades de permanecer estables en un entorno económico tan revuelto como el vigente, sino de apreciar que en la medida en que las personas conocen, contribuyen, se vinculan, a la actividad de la organización en la que trabajan y pueden dar mayor capacidad de sostenimiento a su empresa. Y de cómo esta vinculación mayor hace que sean más proclives a aportar algo más que su tiempo laboral o sus habilidades profesionales”, aclara el autor, y pasa a definir:
El “negocio”: “Cuando decimos, nos dicen o nos recuerdan que estamos trabajando en un negocio, ponemos o nos ponen la atención fundamentalmente en los resultados económicos”
La “empresa”, que es algo más que un “negocio”: “La empresa tiene una finalidad o una misión, como ahora se dice, y se estructura de forma que sus actividades tengan valor para el mercado y por lo tanto, pueda vender lo que hace ingresando más que sus costes”
El “proyecto”: “Los proyectos son empresas y también son negocios. Pero los proyectos empresariales son más que empresas porque tienen una visión, con un espacio de futuro y de cambio conocido por todos y al que se aspira colectivamente. Y también son negocios, pero esto es ahora un medio secundario y no un fin, en el sentido de que su viabilidad económica debe estar garantizada»
Juan José Goñi termina aconsejando a los trabajadores, “Piense que su felicidad, que su contribución, que su formación y que los resultados que va a generar para usted y los suyos y para la sociedad en general, dependen sobremanera de la filosofía empresarial que se practica en su espacio de trabajo. Si le es posible elegir ya, cambie a mejor y si no, busque con ahínco otro lugar” y a los empresarios, “Si es usted empleador o gestor de grandes empresas, piense que está en sus manos progresar en el sentido de convertir su negocio en una empresa y si es posible ésta en un proyecto. Los nuevos tiempos, con crisis y sin crisis, nos lo van a exigir si queremos que el aporte de las personas genere la riqueza suficiente para sostener nuestros niveles de vida”
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* Juan José Goñi Zabala es Director de ALDAIZEA, Ingeniería de ideas, y es Miembro de la Comunidad Internacional de Expertos de NSF.
Lo ideal, desde luego, es trabajar en un proyecto, algo en lo que pones toda tu energía, toda tu ilusión y todo tu empeño. Un proyecto te hace pensar en el largo plazo y en la idea de construir algo propio. Y trabajar en algo semejante es lo más satisfactorio.