Un artículo de Luis Cañada, Vicepresidente de Fundación Novia Salcedo y miembro de su Ícaro Think Tank
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Madre, ¿sabes que son esas cifras? – “claro que lo sé hija, son las últimas cifras oficiales del paro en números absolutos y en relativos sobre el total de la población activa y de la de jóvenes menores de 25 años respectivamente”.
Madre, ¿qué te dicen esas cifras? – “me producen un gran desasosiego por muchas cosas, una de ellas porque es la constatación de un gran fracaso de nuestra sociedad, vista ésta como un todo, seguida de otra, que es la comprobación de la incapacidad de los diferentes agentes socioeconómicos, y por agentes digo: gobiernos, empresarios, equipos directivos, trabajadores, sindicatos, asociaciones/organizaciones, para establecer la diagnosis adecuada y como consecuencia de esa diagnosis aplicarse a desarrollar soluciones en forma compartida y sostenida”.
Madre, entiendo lo del fracaso pero no lo de la incapacidad, ¿me lo explicas? – “lo que yo veo día tras día es que entre todos, y digo entre todos, no hemos sabido construir un País sostenible para todos y sin embargo sí hemos sabido hacerlo para los grupos que detentan el poder, que como sabes son unos pocos, muy pocos, y es obvio que cuando se construye para pocos significa que se excluye a muchos lo que al final trae como consecuencia crear división y asimetría entre los ciudadanos, y eso no es bueno hija”.
Madre, ¿por qué no hemos sabido hacer lo que deberíamos hacer y sin embargo sí otra cosa? – “cuestión cultura hija, la nuestra es una sociedad que no cultiva como otras aspectos que hoy son esenciales, como es el caso de la colaboración y cooperación, mientras que si lo hace con la imposición, como tampoco cultiva la igualdad de género con lo que sistemáticamente dejamos a la mitad de la sociedad fuera, de alguna manera seguimos el patrón masculino en lugar del andrógino, o femiculino que es otro palabro para decir lo mismo. Hace unos días leyendo a Héctor Abad después de haberle escuchado en el Gutun Zuria en la Alhóndiga-Bilbao vi reflejado en lo que él cuenta de su padre, muerto después de ser baleado, la imagen de nuestra sociedad en las siguientes palabras que las recuerdo así: “mi papá me decía que él era muy buen padre pero muy mala madre porque tenía muchas y muy buenas ideas para poner en marcha y solucionar muchos problemas de su sociedad (la Colombia de los años 70 y 80) pero no tenía la constancia de perseverar ni la paciencia de esperar a que germinaran y crecieran, o dicho de otra forma, mi papá era muy buen fecundador pero muy mal cuidador del embarazo de forma que casi todo lo puesto en marcha, o abortaba o mal nacía”, hija, creo que necesitamos integrar la esencia de lo que la naturaleza nos ha dado bajo las formas de ser y hacer femeninas y masculinas, y no lo hacemos”.
Madre, y mientras como sociedad no sabemos hacer, nosotros, los jóvenes y no solo los jóvenes porque los mayores de 50 también, nos quedamos fuera, tan fuera que no se nos da otra opción que la de “marchar”, a pesar que estamos preparados y cualificados como nunca la juventud lo ha estado.- “cuestión de cultura hija, lee y observa cuando hablas de “marchar”, los humanos más antiguos de nuestra zona son los de Atapuerta y aquellos vinieron desde Oriente Próximo y llegaron allí desde el centro-este de África, dando un paso después de otro. En tiempos más recientes por nuestro solar han pasado y se han establecido helenos, fenicios, cartagineses, romanos, godos, visigodos, celtas, árabes, bereberes, vikingos, suevos, vándalos, alanos, francos, sajones,… y nosotros hemos tenido nuestras diásporas por varios lugares, especialmente por sur y norte América y recientemente por centro Europa.
Creo que a este problema y preocupación de “marchar” que planteas nos tenemos que aproximar desde un punto de vista que es consustancial con nuestra naturaleza, los humanos somos nómadas y a mi entender ese nomadismo es lo que ha permitido cambiar las culturas de los pueblos al inyectarlas el frescor de otras formas de ser y hacer; es posible que sea en el mestizaje, en este caso cultural, donde se halla una de las claves para encontrar las energías que en un momento determinado no se tienen y que sin embargo se necesitan para acometer la ingente labor del cambio; soy de la opinión de que las culturas que no reciben influjos del exterior acaban siendo endogámicas y paulatinamente retrasándose de las que sí los reciben. Los países del sur de los Pirineos llevan bastantes siglos semi-aislados con lo que avanzan a velocidad más lenta que los que tienen fronteras transparentes, o mejor dicho que los que culturalmente se han desfronterizado”.
Madre, no te entiendo bien, ¿me lo dices de otra forma?- “de las formas que quieras y cuantas veces quieras, mira hace algo más de un siglo Einstein nos habló de la Relatividad y puso en cuestión el absoluto del tiempo y del espacio, conceptos que hasta entonces eran incuestionables, hace cuarenta y cuatro años los humanos llegamos a la Luna y a medida que la cápsula Apolo XI se alejaba de la Tierra aquellos hombres que la habitaban veían como se diluían las fronteras y con ello percibían como los llamados grandes problemas locales se convertían en nimios y por el contrario resaltaban la importancia de los enfoques globales, o lo que es lo mismo, veían la Humanidad y la Tierra como unidades y no como partes con fronteras; cuando ves así las cosas ya no es problema el tener que moverse de lugar a otro ya que estás siempre en tu propia unidad, en tu propia tierra. Ambos hechos supusieron una gran desfronterización cultural que propició las bases para grandes cambios en la humanidad”.