Un artículo de Txomin Bereciartua, Icaro Think Tank de Novia Salcedo Fundación. Publicado en Deia el pasado domingo 14 de Mayo.
Una noticia de
prensa, que nos presentaba a un científico afirmando con convicción que “no parece necesario acudir a nada sobrenatural para explicar
que estemos aquí. Dios es una idea, como todas, construida por los códigos
cognitivos”, me ha hecho mirar a mi alrededor mental y pensar. ¿No estamos los
humanos demasiado dispuestos a defender con rotundidad la verdad, que desde
luego es la nuestra?
prensa, que nos presentaba a un científico afirmando con convicción que “no parece necesario acudir a nada sobrenatural para explicar
que estemos aquí. Dios es una idea, como todas, construida por los códigos
cognitivos”, me ha hecho mirar a mi alrededor mental y pensar. ¿No estamos los
humanos demasiado dispuestos a defender con rotundidad la verdad, que desde
luego es la nuestra?
Este científico tiene todo el derecho del mundo a ver que el
mundo es fruto del azar y Dios no
existe, con la misma seguridad con que otros afirmamos que Dios no solo existe,
sino que es el principio de todo. En el fondo se trata de un choque de trenes
entre dos opiniones que dominan en el mundo, una es la de las religiones y la
otra la de aquellos seguidores de las ciencias que han elevado a dogma sus
conocimientos.
mundo es fruto del azar y Dios no
existe, con la misma seguridad con que otros afirmamos que Dios no solo existe,
sino que es el principio de todo. En el fondo se trata de un choque de trenes
entre dos opiniones que dominan en el mundo, una es la de las religiones y la
otra la de aquellos seguidores de las ciencias que han elevado a dogma sus
conocimientos.
Pero es que, además los humanos nos hemos inventado o vamos
inventando otro tipo de “religiones” dicho así entre comillas. Son esas nuestras
verdades profundas incrustadas en nuestro interior y que son parte de nosotros
mismos. No hay que olvidar que somos una mezcla bien fraguada de genes heredados,
posturas heredadas ante las grandes preguntas, visión de pueblo en que nacimos,
descubrimientos que hemos ido haciendo en los estudios y en el trato con la
cuadrilla de amigos, consignas de líderes políticos a quienes seguimos casi a
ciegas y sin rechistar aunque veamos sus contradicciones, porque son los nuestros.
inventando otro tipo de “religiones” dicho así entre comillas. Son esas nuestras
verdades profundas incrustadas en nuestro interior y que son parte de nosotros
mismos. No hay que olvidar que somos una mezcla bien fraguada de genes heredados,
posturas heredadas ante las grandes preguntas, visión de pueblo en que nacimos,
descubrimientos que hemos ido haciendo en los estudios y en el trato con la
cuadrilla de amigos, consignas de líderes políticos a quienes seguimos casi a
ciegas y sin rechistar aunque veamos sus contradicciones, porque son los nuestros.
Este cuerpo de religiones y pseudoreligiones, que nos marca
con sello personal, tiene sus peligros. No somos anacoretas aislados, sino miembros
de comunidades humanas en las que debemos vivir en relación con otros.. Y, si
no acertamos a abrirnos en diálogo hacia los que piensan diferente, algunos
cercanos y otros lejanos, unos amigos y otros no tanto, corremos el peligro de convertir
nuestras vidas en pugilatos, a veces sangrientos. Incluso podemos llegar, y
llegamos, a los enfrentamientos, las descalificaciones e incluso violencias y
muertes, que de todo ha habido y hay aquí y en otras partes en estos tiempos en
que vivimos.
con sello personal, tiene sus peligros. No somos anacoretas aislados, sino miembros
de comunidades humanas en las que debemos vivir en relación con otros.. Y, si
no acertamos a abrirnos en diálogo hacia los que piensan diferente, algunos
cercanos y otros lejanos, unos amigos y otros no tanto, corremos el peligro de convertir
nuestras vidas en pugilatos, a veces sangrientos. Incluso podemos llegar, y
llegamos, a los enfrentamientos, las descalificaciones e incluso violencias y
muertes, que de todo ha habido y hay aquí y en otras partes en estos tiempos en
que vivimos.
Esto es grave y serio, sobre todo en esta situación crítica
de cambio en la que el mundo en que nacimos y vivimos se está viniendo abajo y
vamos entrando en otro que no sabemos cómo será, pero en el que la
globalización nos ha acercado a todos. Estamos muy juntos, casi demasiado
juntos. No podemos mirar hacia otro lado aunque nos cueste tanto el tener en
cuenta a quienes viven codo a codo con nosotros. Somos diferentes llamados a
convivir, entendernos y ayudarnos, no tenemos más remedio.
de cambio en la que el mundo en que nacimos y vivimos se está viniendo abajo y
vamos entrando en otro que no sabemos cómo será, pero en el que la
globalización nos ha acercado a todos. Estamos muy juntos, casi demasiado
juntos. No podemos mirar hacia otro lado aunque nos cueste tanto el tener en
cuenta a quienes viven codo a codo con nosotros. Somos diferentes llamados a
convivir, entendernos y ayudarnos, no tenemos más remedio.
Bajémonos de nuestras seguridades excluyentes y abrámonos a
una humilde búsqueda en diálogo. Aprendamos a deliberar escuchando lo que opinan
otros. ¿Tenemos visiones diferentes? Tenemos derecho a ello, pero defendámoslas sin enfrentamientos y con buen
fair play, con respeto y apertura de mente y espíritu. Así ponemos en acción
esa obra de orfebrería que es nuestra racionabilidad. ¿Cómo se hace eso sin
perder nuestras seguridades interiores? Seguiremos hablando.
una humilde búsqueda en diálogo. Aprendamos a deliberar escuchando lo que opinan
otros. ¿Tenemos visiones diferentes? Tenemos derecho a ello, pero defendámoslas sin enfrentamientos y con buen
fair play, con respeto y apertura de mente y espíritu. Así ponemos en acción
esa obra de orfebrería que es nuestra racionabilidad. ¿Cómo se hace eso sin
perder nuestras seguridades interiores? Seguiremos hablando.