He leído la siguiente noticia en la página web de la Universidad Autónoma de Madrid: “La Alianza 4 Universidades formará a sus doctores para favorecer su inserción laboral.” En su Programa de Formación para la Inserción Laboral de Doctores fechado el 4 de marzo de 2010 se empieza por reflexionar sobre las razones por qué en España solo el 10% de los doctores titulados trabajan en la empresa privada, mientras en Europa es del orden del 50% y en EEUU el 80% y se citan la poca valoración del doctorado en las empresas, que las universidades no se adaptan, que la formación es demasiado teórica, etc. Se citan los objetivos principales del curso: Cambio de actitudes y visión de negocio; Obtención de un mapa personal de competencias profesionales; Desarrollo de la competencia de generación de nuevos proyectos; Entender los procesos de innovación de una empresa; Estudiar las diferentes fases del desarrollo de un Proyecto; Gestionar y liderar proyectos. El curso será de 30 horas y se dividirá en 3 módulos: Desarrollo de las competencias de innovación directiva: innovación y generación de nuevos proyectos, innovación en las organizaciones, networking; Revisión del mapa de competencias individual; la función directiva; dirección de proyectos innovadores; Actividades outdoor y mesas redondas (expertos y doctores trabajando en empresa)
Apertura del año académico
Me parece bien. Todo lo que puede aportar conocimiento adicional es importante. Pero no estoy seguro de que solo con esto se garantiza que se van conseguir los objetivos con el alcance deseado. Hacen falta también otras cosas.
Quisiera aportar algunas reflexiones, desde mi propia experiencia personal como Doctor en Ciencias Químicas de una universidad europea, la Universidad de Lovaina, de haber trabajado en el sector privado en una carrera profesional que ha evolucionado pasando de la investigación académica (durante el licenciado y el doctorado en la universidad) a la investigación aplicada (10 años, en Fina Research) hasta dejar la investigación para ocupar diferentes puestos de gestión tecnológica, con responsabilidad de planificación y estudios de viabilidad técnico económica de proyectos industriales; de la evaluación, selección, contratación, adquisición, asimilación y aplicación de tecnología de procesos industriales; de la ingeniería conceptual (anteproyectos) y el diseño básico, en el sector del petróleo y de la petroquímica (Petronor y Repsol). En total una experiencia empresarial de casi 40 años. A menudo en los centros de investigación industriales, se combina la investigación con la asistencia técnica a los centros de producción, lo cual aumenta el conocimiento empresarial y facilita el paso a nuevos puestos de responsabilidad en la empresa. También investigar con plantas piloto ayuda a familiarizarse con la aplicación industrial, tratándose del paso intermedio entre el laboratorio y la fábrica.
Planta piloto en IKERLAN
El aspirante a doctorado, por ejemplo en química, tiene que tener claro la dirección en la que quiere ir: si la química física, la polimerización, la síntesis orgánica, la química inorgánica, la bioquímica, etc. Porque cada una de estas ramas, salvo excepciones, pueden conducir a diferentes carreras en diferentes sectores. Son el punto de partida. Yo elegí la química física y he seguido toda mi carrera a partir de esta línea porque, aparte de gustarme esta disciplina científica, mi meta era trabajar en un sector donde estos conocimientos son importantes. También es importante dominar una lengua extranjera, en particular el inglés, lo suficiente para participar activamente en una conversación o para escribir un informe o artículo. Más que importante: totalmente indispensable. No es necesaria una perfección literaria. No hay que escribir novelas. Y olvidarse de complejos. Se aprende con la práctica.
Después de conseguir el doctorado, puede ser una alternativa estudiar una carrera adicional que complementa la anterior. Tengo un amigo, doctor en ciencias químicas, que estudió después farmacia. Abrió una farmacia pero además hizo investigación aplicada sobre alimentación y fármacos para deportistas, y es redactor jefe de una revista de farmacia en Bélgica.
Como se dice en la introducción del citado programa, es muy importante la orientación de los programas de investigación en la universidad. No se debe trazar una línea absoluta de separación entre la investigación básica y la aplicada. Es preferible hablar de una investigación básica orientada a la aplicación. No hay cosas como las ciencias aplicadas, solo hay aplicaciones de la ciencia, dijo Louis Pasteur. Es muy importante que el profesor, tutor de la tesis, sea una persona con experiencia industrial y que mantenga lazos estrechos con la empresa. El catedrático, tutor de mi tesis, era asesor del Instituto Francés del Petróleo y de otras empresas. No era el único en la universidad. El centro de investigación (Fina Research en Bruselas) donde trabajé tuvo como asesor un catedrático de la Universidad de Gante. No es nada nuevo. Ernesto Solvay mantenía ya a principios del siglo XX un Consejo de Física con destacados científicos, entre los que estaban nada menos que Einstein, Planck, Rutherford, De Broglie, Marie Curie y otros.
La estructura empresarial e industrial española no es la más propicia para la investigación privada, aunque se ha hecho un paso importante adelante con la creación y desarrollo de un buen número parques científicos y tecnológicos, que son una solución a una estructura empresarial dominada por las Pyme y donde hay pocas grandes empresas nacionales, tractoras de la innovación, que pueden permitirse el lujo de un centro de investigación de talla. El doctor no debería sin embargo limitar su búsqueda en su entorno regional o nacional y ser dispuesto a pasar una época en el extranjero, por ejemplo en países donde grandes empresas tienen sus sedes y centros de investigación. Hay que sopesar si es más importante el porvenir profesional o quedar anclado en su país limitando sus aspiraciones profesionales. Hay que aprovechar las oportunidades que se presentan.
No todo debe ni puede venir de la universidad. El doctor debe preocuparse de su propia formación continua. Hay que seguir aprendiendo durante toda la carrera, hasta la jubilación (y si puede ser, después también para mantenerse joven). Siguiendo cursos, asistiendo a conferencias y congresos, por el auto-estudio cogiendo un manual, y “last but not least” aprendiendo de sus colegas y colaboradores dentro de la empresa. De los mayores se aprende la experiencia, de los jóvenes se aprende las novedades que no has aprendido en la universidad. En la universidad no me enseñaron leer e interpretar un diagrama de flujos de proceso ni un diagrama de tuberías e instrumentos de una planta industrial. No he seguido ningún curso sobre el tema: lo he aprendido en los manuales y de la experiencia de otros. Y muchas otras cosas. Hay que tener la mente como una esponja. “Tener las antenas puestas”. 30 horas de un curso post doctorado son útiles pero no suficientes.
No hay que encasillarse en la rutina. Hay que estar abierto al cambio, a lo nuevo. Pero no innovar porque sí. La innovación tiene que ser razonada. La experiencia ayuda a equivocarse menos en el cambio, a tomar riesgos calculados. En la empresa hay trabajos que son necesariamente rutinarios, pero estas mismas rutinas son susceptibles a cambios y mejoras. La innovación es también esto. No basta lo de “Esto ha funcionado siempre así”. ecesariamente ayarento empresarial y centro de investigacin, Max Planck y Niels Bohr,s, pero estas mismas rutinas son susceptibNo hay que terminar nunca de hacerse preguntas, y de buscar las respuestas.
Una carrera profesional se construye paso a paso siguiendo una línea, una dirección, sin estar nunca seguro de cual será la etapa siguiente, ni como terminará. Si no sería aburrido.