en Sudáfrica, llevó a 20 chicos a un campamento en la isla de Brownsea, en el Reino Unido. Allí enseñó a los jóvenes los valores de la fraternidad, la paz y el amor a la naturaleza. Había nacido el movimiento scout (“explorador”), o “escultismo”. Durante 100 años este movimiento ha cumplido la misma misión y promulgado los mismos valores.
En este mundo globalizado de hoy, de enormes avances tecnológicos, los valores no han seguido el mismo camino y parece que se ha hecho marcha atrás. Parece que la juventud ya no “explora”, porque en el escultismo, “explorar”, es lo opuesto a “evadirse”. Demasiados jóvenes se “evaden” hoy en el alcohol y en la droga, que erosionan la personalidad (*). En el escultismo se aprende a explorar a si mismo, a sus compañeros, a la sociedad, a la naturaleza. Vivir una vida sana, humana y social. El escultismo es una filosofía de vida en la que se enseña el respeto por la naturaleza, la tolerancia, la igualdad, el compañerismo, la actividad física y la capacidad de superar adversidades e incomodidades.
Su objetivo es la educación de personas libres y responsables, abiertas y solidarias, comprometidas y críticas. En pequeño grupo, niños, jóvenes y adultos viven el compromiso personal y colectivo, descubren y desarrollan su potencial, convirtiéndose en artesanos y artesanas de su propio crecimiento. Juntos avanzan en la construcción de una sociedad más justa, más libre y más humana.
El escultismo tiene su ley, sus “mandamientos” (puede tener variaciones según la rama, país, confesionalidad, etc., pero en grandes líneas es común). Un ejemplo:
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El Scout cifra su honor en ser digno de confianza.
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El Scout es leal.
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El Scout es útil y servicial.
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El Scout es amigo de todos y hermano de los demás Scouts.
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El Scout es cortés y caballeroso.
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El Scout ve en la naturaleza la obre de Dios y respeta animales y plantas.
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El Scout es responsable y no deja nada a medias.
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El Scout es animoso ante peligros y dificultades.
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El Scout es austero y respeta el bien ajeno.
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El Scout es limpio, sano y puro en pensamientos, palabras y acciones.
«Prometo por mi honor y con la ayuda de mis creencias, hacer todo cuanto de mí dependa para cumplir mis deberes con la sociedad y mis creencias, ayudar a mi prójimo en toda circunstancia y cumplir fielmente la Ley scout.»
El escultismo es un movimiento para niños y jóvenes desde los 5-6 años hasta los 18-21 años, aproximadamente, que se agrupan por edades, con nombres distintos: p.ej. lobatos, exploradores, etc.
(«Jamboree» mundial 2007)En el verano de este año se celebró el centenario por todo lo alto en los distintos países y culminó con un “World Jamboree” en Inglaterra.
Los Jamborees, donde se reúnen en un gran campamento multitud de boyscouts y girlguides de todo el mundo son inolvidables para los que han participado en ellos. Yo tuve la suerte a mis 15 años de participar en el Jamboree del Año Santo 1950 en Roma al final de un viaje largo en un tren, desde Bruselas, repleto de scouts, cantando durante todo el camino. Fraternizando en el campamento e intercambiando insignias con gestos, con scouts cuya lengua no entendía.
El fundador de esta Fundación Novia Salcedo, Txomin Bereciartúa, fue
también fundador, con otros, del Movimiento Scout Católico (MSC) en el País Vasco. ¿Será por eso que NSF está tan impregnada del espíritu “scout”?
El escultismo es convivencia, es colaboración, es apertura, es encuentro, es desarrollo, es entrenamiento, es espacio, es autonomía, es emancipación, es conciencia, es exploración, es amor a la naturaleza, es solidaridad, es…… Es todo un juego alegre, un juego constructivo.
El escultismo es un constructor de Capital Humano.
¡Que florezca y crezca el movimiento scout! El mundo lo necesita.
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Para divertirme
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Para evadirme y olvidarme de los problemas
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Para quitarme mis inhibiciones
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Por curiosidad
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Para tener emociones nuevas
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Porque lo hacen mis amigos
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Porque me gusta el sabor
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