Se ha demostrado que la influencia humana en el cambio climático es evidente. Así lo dice el Sexto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, en siglas inglesas) en el que participaron más de 900 científicos y 195 gobiernos, y ha sido publicado en agosto de 2021.
De aquí a 2050 tendrá que tener lugar un cambio profundo en el sistema de energía en el mundo, abandonando los combustibles fósiles que deberán ser sustituidos por el hidrógeno «verde» producido por electrólisis sostenible (solar, eólica), cuando y donde el uso y aplicación directa de la energía eléctrica sostenible es difícil, más costosa o imposible.
Esta transición a una economía del hidrógeno requerirá nuevas habilidades. Por eso empresas petroleras como por ejemplo Repsol y Petronor, en su transición hacía la energía sostenible, han puesto en marcha en 2021 un Máster interuniversitario en Tecnologías del Hidrógeno en colaboración con varias universidades españolas. Esto está en línea con el Artículo 6 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, según el cual hay que permitir que la sociedad sea parte de la solución.
La educación y la formación son fundamentales para posibilitar las contribuciones de los ciudadanos a los esfuerzos locales y mundiales para hacer frente al desafío del cambio climático. Porque así las personas se vuelven más conscientes de su papel como consumidores y están capacitadas para tomar decisiones éticamente fundamentadas.
El artículo 6 de la citada Convención es un recurso útil para los gobiernos y la sociedad civil. Anima a las personas a tomar la iniciativa y cooperar en una educación y formación creativas sobre el cambio climático. El mismo artículo 6 exige iniciativas que sean diversas, innovadoras y eficientes en el uso de los recursos. Pueden incluir acciones prácticas en educación y formación formal e informal.
Estas iniciativas pueden abarcar diferentes tipos de aprendizaje:
- clases para niños en edad preescolar
- seminarios en universidades
- formación profesional
- y aprendizaje permanente.
La educación tiene un impacto profundo en la vida de las personas y, en última instancia, en el bienestar medio ambiental. Durante las últimas tres décadas, los gobiernos y las partes interesadas de la sociedad civil han estado desarrollando estrategias nacionales de educación que son sensibles al clima e integran objetivos de desarrollo sostenible.
Varios gobiernos han apoyado con éxito iniciativas de formación de docentes e integrado la educación sobre el cambio climático en todos los niveles de los planes de estudios escolares. Otras iniciativas han abierto nuevos caminos en la educación informal, fomentando empresas y centros de aprendizaje comunitario que se basan en la capacidad de las personas para experimentar e innovar.
El cambio climático presenta un problema global complejo y cruza las fronteras nacionales. También es complejo porque está relacionado con muchos otros problemas, desde la pobreza mundial y la desigualdad social hasta la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de los recursos naturales. Esta complejidad hace que la alfabetización climática y la conciencia de lo que se necesita para dar forma a un futuro equitativo y con bajas emisiones sean urgentes y que la formación para todos los sectores de la vida profesional es cada vez más importante.
La formación incluye aprender haciendo y a experimentar con lo que funciona mejor.
Para más información y conocer los recursos educativos sobre el tema se aconseja consultar la página web específica del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
Un ejemplo concreto del reto que supone el cambio climático en la industria, por ejemplo la química, se puede ver en un artículo titulado «Agenda 2030: A Challenge for Chemical Science and Industry« que se puede descargar aquí