Entidades de apoyo a personas con discapacidad intelectual luchan para reducir las altas tasas de desempleo que sufre este colectivo. Koldo Andrés y Zuriñe Torrontegui son dos jóvenes trabajadadores que se ganan la vida en Eroski y Zara, respectivamente
El despertador de Koldo Andrés le saca de la cama a las 4.40 de la noche. “Llevo muy mal el madrugar”, reconoce este bilbaíno de 36 años. Tras desayunar, asearse y ponerse el uniforme reglamentario, se traslada al hipermercado de Eroski en Txurdinaga, donde entre las 6 y las 9.30 trabaja reponiendo productos como jabón, pasta de dientes, gel de ducha, papel de aluminio… Forma parte de esos empleados, más o menos invisibles, que se encargan de que cuando un establecimiento abra sus puertas todo esté en su sitio y los clientes puedan llenar sus cestas y carros. Nueve años después de firmar el contrato laboral, Koldo es ya incluso socio de esta cadena de supermercados. Además, los martes, jueves y viernes echa una mano en el comedor del colegio Artatxe de Txurdinaga, donde completó sus estudios.
Otra importante firma, en este caso Zara, le dio una oportunidad en 2011 a Zuriñe Torrontegui, y no la ha desaprovechado. Esta joven de 28 años se encarga de lunes a viernes de desembalar la ropa y los complementos que llegan al almacén de la tienda ubicada detrás del hotel Carlton de Bilbao. “A veces los complementos no vienen con la referencia y la tengo que poner yo”, explica Zuriñe, quien relata divertida cómo tuvo que invitar a la gente más cercana a un café cuando la hicieron indefinida. “¡Ahora mi hermana me vuelve loca con la ropa!”, exclama.
Koldo y Zuriñe son dos de las 35 personas que en la actualidad están trabajando gracias al programa de inserción laboral LAN de la Fundación Síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales del País Vasco. Esta iniciativa basada en el empleo con apoyo (EcA), que se puso en marcha en 1994 y cuenta con la financiación de Lanbide y del Fondo Social Europeo, busca facilitar la entrada en el mercado de trabajo ordinario de este colectivo social. “Hacemos visitas a empresas, analizamos con ellos los distintos puestos que pueden ocupar y, cuando surge la oportunidad, les proporcionamos unos candidatos. La empresa hace la entrevista como para cubrir cualquier otro puesto y decide a quién quiere incorporar”, explica Laura Fernández, directora técnica de la entidad.
Antes de llegar a ese punto, los jóvenes reciben una formación en la que desarrollan habilidades laborales, adaptativas y sociales que les servirán para afrontar con éxito su salto al ámbito profesional. “Nuestras acciones formativas se pueden prolongar dos, tres o cuatro años, el tiempo que sea necesario. En este tiempo, hemos desarrollado los siguientes perfiles profesionales: auxiliar de comercio, de oficina, de biblioteca, de cocina y técnico barista”, precisa. Sin embargo, subraya que los sectores en los que a estas personas se les ha dado una inserción laboral son muy diversos y abarcan campos como el de la hostelería , el comercio, el transporte, la comunicación, la limpieza, la consultoría o el inmobiliario, entre otros.
Acompañamiento inicial
Cuando la persona empieza a trabajar cuenta con el apoyo de una preparadora laboral de la Fundación que le ayuda a realizar todas las tareas hasta que se valga por sí misma, comprueba si hay que adaptar algún equipamiento y facilita la relación con el resto de los compañeros. Tras completar este proceso de integración, que se puede prolongar durante varias semana, la preparadora realiza un seguimiento a distancia con reuniones periódicas en las que están presentes tanto el trabajador como su familia y un representante de la empresa. “El reto no es conseguir un empleo, sino mantenerlo. Y por eso queremos que exista un compromiso por parte de la empresa, que sea ella la que seleccione a esa persona para ocupar el puesto, pero que lo haga porque cumple con los requisitos, no por cuestión de imagen”, asevera Fernández.
A pesar de que con la formación y el acompañamiento adecuados las personas con discapacidad intelectual pueden desempeñar casi cualquier profesión, este colectivo sufre unas tasas de desempleo muy altas. El pasado año, 1.520 personas encontraron trabajo en España a través de los servicios de empleo con apoyo, según el informe AESE 2015. En el País Vasco, la cifra ascendió a 45, de acuerdo con la memoria del Foro EcA Euskadi, es decir, un 25% del total de contrataciones de trabajadores que presentan algún tipo de discapacidad. Una disminución llamativa ya que en 2015 representaban el 51%. “Son datos que han de mejorar, muchas veces se debe al desconocimiento respecto a las posibilidades de estas personas”, reconoce Laura Fernández.
Y es que el empleo, no se cansa de insistir la directora técnica de la Fundación, “es importantísimo en la edad adulta. Proporciona bienestar emocional, material, derechos, responsabilidades… Te abre las puertas a otras cotas de independencia, a mirar al futuro, a pensar cómo quiero vivir, si me llega con el salario… Es fundamental adquirir ese rol de adultos”. Un rol del que Zuriñe y Koldo ya disfrutan desde que, muy temprano, el despertador les anuncia que, como miles de trabajadores, deben hacer frente a una nueva jornada laboral.
“No solo cumple con su trabajo, sino que aporta ideas, ilusión y motivación”
Urtzi Urrutia es otro joven con síndrome de Down que ha conseguido un empleo, en su caso en Autobuses La Unión. La directora de Calidad de la empresa, María Eugenia Irazoqui, resalta lo bien que se ha integrado en el entorno laboral. “Sus compañeros destacan su admirable capacidad de trabajo y superación”, afirma.
– ¿Qué labor realiza Urtzi en la empresa?
Urtzi es inspector en la estación de autobuses de Termibus, en Bilbao, desde junio de 2015. Su tarea consiste en verificar diariamente los elementos de seguridad de un autobús, como son cinturones, extintores y martillos, antes de que inicie el servicio con viajeros. Hemos priorizado asignarle una tarea de especial importancia en un entorno donde nuestros clientes le pueden ver actuando como un empleado más. Creemos que esto contribuye a mejorar su imagen como trabajador y su incorporación laboral. El horario que realiza es de 9.30 a 13.30 horas
– ¿Qué razones les llevaron a cubrir un puesto de trabajo con una persona con discapacidad?
Somos una empresa socialmente responsable y estamos plenamente comprometidos en que podemos y debemos contribuir al desarrollo de unas condiciones que permitan la creación de un entorno social más favorable. Con este deseo, en junio de 2015 firmamos sendos acuerdos de colaboración con la Fundación Síndrome de Down del País Vasco y otras discapacidades intelectuales, así como con la Fundación Isabel Orbe en Vitoria-Gasteiz, orientados a favorecer la contratación laboral de sus miembros. Con esta decisión buscamos dar un paso más por la integración de diferentes colectivos. Somos conscientes de que las empresas somos un motor de cambio social, por lo que queremos aportar nuestro pequeño grano de arena.
– ¿Cuáles son las principales virtudes de Urtzi?
Destacan especialmente su sensibilidad, su disposición para ayudar y su entusiasmo. Los buenos sentimientos que suscita a su alrededor son sorprendentes. Sus compañeros destacan además su admirable capacidad de trabajo y superación. Siempre quiere aportar más y solicita nuevas tareas; es tenaz y perfeccionista.
– ¿Están satisfechos con su desempeño profesional?
Urtzi es un miembro más de la plantilla de Autobuses La Unión. Desde el principio hemos confiado en el efecto positivo que causaría en la organización y no nos hemos equivocado.
– ¿Recomendaría a otras empresas contratar a estas personas?
Cuando no has tratado laboralmente con una persona con alguna discapacidad intelectual pueden surgir miedos y dudas. Te preguntas cómo debes tratarlos, cómo vas a ordenarles tareas, cómo debes formarles o cómo reaccionarán ante determinadas situaciones. Es normal, pero las dudas desaparecen pronto. Hay un preparador laboral que resuelve todas las dudas y se ponen a tu disposición para tutorizar su integración en la organización. Ellos se encargan de enseñarles las tareas los primeros días, hasta les acompañan en la realización de las mismas. Sin darte cuenta es uno más. No solo cumple su trabajo, sino que aporta ideas, ilusión y motivación en una tarea que para la empresa es de suma importancia. No solo animamos a otras empresas a hacerlo, estamos seguros de que no se arrepentirán.