Hace unos 40 años, el profesor Amartya Sen, padre del desarrollo humano, formuló una pregunta engañosamente simple: ¿igualdad de qué? La respondió con idéntica sencillez: de las cosas que nos importan para construir el futuro al que aspiramos. Las palabras del profesor Sen nos ayudan a adoptar una nueva mirada sobre las Desigualdades del Desarrollo Humano. A ver más allá del crecimiento y los mercados para entender por qué la gente se lanza a las calles para protestar, y qué pueden hacer los líderes al respecto.
El Informe sobre Desarrollo Humano 2019. Desigualdades
Publicado por el PNUD en este mes de diciembre, destaca las palabras del economista Amartya Sen para ver -más allá del presente- las desigualdades en el siglo XXI. Y analizar el auge de una nueva generación de desigualdades que no se limitan exclusivamente al terreno económico.
Las numerosas manifestaciones de ciudadanos que se están produciendo en diferentes ciudades del mundo muestran que algo no funciona bien en esta sociedad globalizada, y el común denominador es la frustración que generan las desigualdades existentes.
Desafíos arraigados en las normas sociales, la historia o la cultura de ciertos países, la falta de libertad e igualdad de oportunidades, la brecha en el acceso a la educación superior o a la economía del conocimiento. Todo ello unido a la desigualdad de género, conflictos violentos en muchas regiones y cambio climático mundial, sigue consolidando desigualdades básicas que las políticas de los gobiernos deben atajar.
Las decisiones políticas en los ámbitos de la sanidad, la educación infantil, el mercado laboral o los servicios sociales en los distintos países, deben basarse en un compromiso con el Desarrollo Humano en toda su complejidad para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, misión fundamental de Naciones Unidas.
Cinco mensajes clave respecto a las desigualdades en el Informe de Desarrollo Humano:
1.- Continúan existiendo amplias disparidades en el terreno del desarrollo humano, aunque se está avanzando en la reducción de las privaciones extremas
Muchos seres humanos han escapado a la pobreza en el mundo, pero son aún más los que no tienen oportunidades ni recursos para tomar las riendas de su vida.
Las huellas de las desigualdades están en todas partes y, cuando tienen poco que ver con la recompensa del esfuerzo, el talento o la asunción de riesgos empresariales, suponen una afrenta para la dignidad humana destaca el informe.
2.- Está surgiendo una nueva generación de desigualdades y se observa divergencia en las capacidades aumentadas, pese a la convergencia de las básicas
El profundo cambio tecnológico y la crisis climática favorecen que las desigualdades debiliten la cohesión social y la confianza de los ciudadanos en sus gobiernos e instituciones. También deterioran la economía al impedir que las personas alcancen su potencial de vida personal y profesional.
3.- Las desigualdades se acumulan a lo largo de toda la vida, reflejando a menudo profundos desequilibrios de poder
No son únicamente disparidades en términos de ingreso y riqueza. El Informe explora las desigualdades del desarrollo humano más allá del ingreso, más allá de los promedios y más allá del presente. Se deben combatir los desequilibrios de poder que se encuentran en el origen de numerosas desigualdades, por ejemplo, mediante el establecimiento de medidas anti monopolio para garantizar unas condiciones más equitativas en el terreno económico.
Estas desigualdades dificultan que las decisiones políticas reflejen las aspiraciones de la sociedad, cuando son escasas personas las que ostentan el poder y lo utilizan para influir en las decisiones que benefician solo a sus intereses. Las desigualdades se están ampliando en los tramos superiores de la escalera del progreso.
4.- La evaluación de las desigualdades del desarrollo humano y la respuesta a este problema requieren una revolución en lo que atañe a su medición
Es complicado obtener una visión clara de las desigualdades del desarrollo humano y su evolución. En parte debido a que tales desigualdades son muy amplias y presentan múltiples facetas. Asimismo, las medidas que se suelen utilizar —y los datos en los que se apoyan— son a menudo inadecuadas.
Un enfoque basado en el desarrollo humano abre nuevas perspectivas en relación con las desigualdades —por qué son importantes, cómo se manifiestan y qué hacer al respecto— que ayudan a diseñar medidas concretas.
El Informe sugiere la importancia de realinear los objetivos de las políticas existentes haciendo hincapié, por ejemplo, en la educación de calidad en todas las edades —incluida la enseñanza preescolar— en lugar de prestar una atención exclusiva a las tasas de matriculación en la educación primaria y secundaria.
5.- Podemos corregir las desigualdades si actuamos ahora, antes de que los desequilibrios de poder económico se trasladen al ámbito político
Estas desigualdades del desarrollo humano constituyen un obstáculo crucial para hacer realidad la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En algunos casos la lucha contra las desigualdades exige hacer frente a normas sociales profundamente arraigadas en la historia y la cultura de una nación.
Muchas políticas contemplan medidas dirigidas a mejorar la equidad y la eficiencia. El principal motivo por el que no suelen aplicarse puede estar relacionado con el poder de los intereses creados, que no ven los beneficios de que la situación cambie.
Unas conclusiones
El futuro de las desigualdades del desarrollo humano en el siglo XXI está en nuestras manos, pero no podemos descuidarnos.
La crisis climática muestra que el precio de la inacción aumenta con el tiempo, ya que fomenta una mayor desigualdad que, a su vez, dificulta cada vez más la acción por el clima.
La tecnología está cambiando ya los mercados de trabajo y nuestra vida, pero todavía desconocemos en qué medida podrán las máquinas sustituir a las personas.
Sin embargo, nos estamos acercando a un precipicio y, si caemos en él, la recuperación puede ser muy complicada. Tenemos elección, pero hemos de actuar ahora.