Astana acogerá este año por tercera vez el encuentro entre religiones

El 1 y 2 de Julio, en Astana, la nueva capital del joven estado independiente Kazajstán, tendrá lugar por tercera vez el Congreso de los Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales (Congress of Leaders of World and Traditional Religions). Según el propio gobierno preconiza en la revista TIME del 5 de enero, “Su situación geográfica justo en el centro del continente eurasiático, entre Oriente y Occidente, hace del Kazajstán el sitio más conveniente para mantener un diálogo entre civilizaciones. Siendo el hogar de 100 grupos étnicos, el país no tiene conflictos interétnicos ni interreligiosos; la gente es libre de practicar cualquier religión… El estado anima a varios grupos étnicos a conservar su lengua, su cultura y la libertad de religión.” Fundamentalmente lo que se pretende es un diálogo entre el mundo musulmán y occidente. La iniciativa fue soportada inicialmente por Egipto, Qatar, Arabia Saudita y Jordania.

Como preparación al congreso, el 17 de octubre 2008, tuvo lugar una conferencia de ministros, “Un Mundo Común: El Progreso mediante la Diversidad” en la que adoptaron la “Declaración de Astana” en la que se insiste en la necesidad de animar contactos y el diálogo permanentes entre las sociedades musulmanes y occidentales a todos los niveles – políticos, sociales, culturales e interconfesionales. Los participantes pedían a todos los estados a admitir que el diálogo reflecte la diversidad de las gentes y de los individuos, pero que al mismo tiempo, en contextos inter- e intra-religiosos, se pueda usar el diálogo para el entendimiento entre estos diversos grupos. Urgían a los países a tomar medidas apropiadas contra actos de discriminación y violencia racial, étnica y religiosa, conforme a la legislación internacional, la ley humanitaria internacional y la ley de los derechos humanos.

En la página web del congreso, Nursultan Nazarbayev, presidente de Kazajstán, da la bienvenida a los huéspedes, y dice haber cumplido con su promesa: la construcción del nuevo Palacio de la Paz y del Acuerdo, obra del arquitecto Norman Foster, donde tendrá lugar el evento. Los cuatro lados de esta pirámide están orientados hacía los cuatro lados del mundo. Una de las vidrieras, obra de Brian Clarke, representa la paloma de la paz.