Finalizamos el 2024 con la partida de personas que fueron pilares importantes para nuestra fundación: Javier Echenique, Federico Mayor Zaragoza y otros nombres que dejaron una huella imborrable. Este nuevo año también comienza con la pérdida de alguien que marcó profundamente su tiempo y a quienes tuvimos el privilegio de conocerlo. Su legado resuena tanto en la fundación como en la vida de muchos.
Tuve la oportunidad de compartir momentos con él en Madrid, en su restaurante, y de tratarlo en alguna que otra ocasión. Era una persona excepcional: simpático, abierto, cosmopolita y profundamente humano. Hoy que tanto hablamos de impacto positivo, él fue un verdadero pionero en causas sociales que siguen vigentes.
Gran amigo de Txomin Bereciartua, fundador de la Fundación Novia Salcedo, que tengo el honor de presidir, fue también jurado en los premios que otorgamos. Su relación con nuestra fundación se estrechó en 2009, cuando fue galardonado en los Premios Fundación Novia Salcedo por su trabajo en favor de la integración social y laboral. A partir de entonces, se unió al jurado de este prestigioso premio, continuando su contribución a la causa de inspirar y reconocer proyectos innovadores y de impacto positivo.
Su labor con jóvenes y con personas en situaciones de vulnerabilidad, incluyendo presos, fue sencillamente extraordinaria. No solo en España, sino también en otros países, su ejemplo cruzó fronteras y culturas.
Un vasco universal, que nos deja un legado invaluable: una escuela de hostelería, restaurantes que transformaron vidas y jóvenes que encontraron una nueva oportunidad de integrarse en la sociedad. Su obra y espíritu seguirán siendo inspiración para muchos.
Descansa en paz, Luis Lezama.
Maite Aranzabal
Presidenta Fundación Novia Salcedo
