Los 9 y 10 de Octubre, en el marco de la Conferencia General de la UNESCO en París, en una mesa redonda “¿Qué Educación para el Futuro? – Lecciones de las conferencias internacionales mayores sobre la educación”, los Ministros de Educación de unos 80 países han intercambiado puntos de vista sobre como orientar mejor los sistemas de educación a las demandas de las sociedades de conocimiento de hoy, en el horizonte de 20 años. El debate ha tenido lugar por petición urgente de jóvenes delegados a la Conferencia para afrontar “la crisis silenciosa en la educación de la juventud”.
El Director General de la UNESCO, Koïchiro Matsuura, apuntaba a tres orientaciones clave que habían surgido en las conferencias de la UNESCO mantenidas desde octubre de 2008:
- La necesidad absoluta de políticas que promuevan la inclusión y combaten la marginación
- Asegurar condiciones y resultados exitosos de aprendizaje, con un especial enfoque en los maestros.
- El papel ético importante de la educación en la transmisión de valores y en mejorar la condición humana.
Urgía a los países a mantener los presupuestos de educación y tomó nota del impacto que la ayuda internacional tiene en el progreso en países que están haciendo esfuerzos notables para ampliar la educación. “Imagina el coste de la ignorancia si los presupuestos se reducen”, advirtió un conferenciante.
Algunos conferenciantes enfatizaban que la educación no es algo aislado. Es estratégica para el desarrollo de los países e interactúa con un contexto socio-económico más amplio. Las tasas mayores de desempleo juvenil se encuentran entre los jóvenes que no han terminado la escuela secundaria. La política de educación debe tener en cuenta las tendencias socio-económicas desde el desempleo hasta el cambio climático.
Los participantes expresaron también su profunda preocupación por los enseñantes, la pedagogía y los contenidos de la educación. Las escuelas no pueden ser inclusivas si no son de alta calidad. No se puede esperar que los estudiantes obtengan buenos resultados si no tienen profesores muy cualificados. Es sobre todo de aplicación para estudiantes con dificultades de aprendizaje. También se apuntaba que en el contenido se debía dar más importancia a las disciplinas científicas, pero que hay una carencia en este aspecto de los profesores. Hay que conseguir un balance correcto entre el conocimiento teórico y el práctico. Muchos ministros insistían en la importancia de conectar los sistemas de educación de forma más directa a los mercados de empleo y de forjar enlaces más estrechos con el sector privado, en particular con empresarios locales.
Se puso también el énfasis en el papel de las escuelas para promover la ciudadanía, la ética, el fomento del diálogo intercultural y el aprendizaje de los derechos humanos y la democracia. Varios asistentes mencionaban los esfuerzos de integrar la educación para un desarrollo sostenible en la formación de los profesores y en los currículums y para promover las prácticas democráticas y de participación cívica en las escuelas.
En lo referente a la movilidad y la migración, se consideraba que tiene aspectos positivos y negativos. Por un lado la movilidad internacional de estudiantes enriquece la experiencia del aprendizaje, pero se expresó también la preocupación sobre la migración de profesores que está creando vacíos en varios países, en particular en las ciencias y matemáticas. Es importante animar a la movilidad pero no a expensas de la calidad.
Finalmente se afirmaba que, para que tengan éxito las reformas, estas deben ser apoyadas por una voluntad política fuerte y por un diálogo amplio implicando a la sociedad civil, los enseñantes, los líderes empresariales, el sector privado, los padres y las comunidades. La educación debe ser “tema de los ciudadanos”, con reformas basadas en la evidencia, una visión que engloba inclusión y alta calidad y salidas de aprendizaje para todos, desde los niños pequeños a los adolescentes y los adultos.
Más información aquí