Las crisis son momentos donde se atisban e intuyen cambios que aún están por producirse. En una reciente conversación recogida en el podcast “Inside the Strategy Room”, el líder global de la consultora McKinsey, Kevin Sneader, avanza las que a su juicio son las ocho grandes tendencias que moldearán el futuro de la economía global tras la pandemia de COVID-19.
La primera tendencia que identifica es la innovación. Con las formas tradicionales de trabajo paralizadas en muchos casos, y dada la necesidad de adaptarse a nuevas maneras de desarrollar todas las actividades, la capacidad de innovación se ha visto claramente potenciada.
La segunda es el cambio en los patrones de consumo. Según un estudio de McKinsey, muchos de los nuevos comportamientos de los consumidores han llegado para quedarse. El comercio online ha experimentado un crecimiento exponencial, acompañado de una innovación digital aplicada a todo tipo de sectores que ya no volverán a comportarse como antes. Es cierto, sin embargo, que muchos sectores, como la educación o el entretenimiento, querrán volver a modelos tradicionales.
Otra tendencia es la inversión estratégica en la “economía verde”. El líder de McKinsey está convencido de que, independientemente del volumen de las inversiones y la rapidez de las reformas, todos los países seguirán un modelo de recuperación verde. El cambio climático es probablemente el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad, pero puede ser atajado. Las oportunidades para realizar inversiones y transformaciones ya existen, ahora falta el compromiso necesario para aprovecharlas.
La siguiente tendencia tiene mucho que ver con la pandemia que ha desencadenado la crisis mundial. El sector de la salud vive ya una transformación que seguirá su curso en el futuro. Las consultas telemáticas son un cambio ya visible, pero la investigación científica aplicada a la salud seguirá avanzando.
En este punto, Sneader realiza una reflexión interesante: cuando se habla de los cambios que aún están por darse, es importante constatar que muchos de ellos estarán financiados por el sector público. Los gobiernos se han convertido en el recurso principal para asegurar el futuro de muchos sectores económicos. Por lo tanto, es esperable que su implicación no se reduzca únicamente a la provisión de recursos a fondo perdido, sino que el sector privado tenga que adaptarse y rendir cuentas al escrutinio público.
La sexta tendencia que se identifica es la reestructuración de las carteras de valores de las empresas, mientras que la séptima tiene que ver con posibles cambios en las cadenas de suministros. Por un lado, los factores geopolíticos pueden hacer que estas cadenas cambien, pero también se ha hecho notar la necesidad de crear cadenas resilientes ante posibles factores externos.
Por último, la octava tendencia es la vuelta de los viajes en avión. A pesar de la enorme caída experimentada por el sector y del tiempo que tardará en volver a su nivel pre-pandemia, se espera que los consumidores quieran compensar los viajes que no han podido realizar.
A modo de conclusión, el líder de McKinsey avisa de un cambio de prisma que afectará al capitalismo de forma transversal. Ya no valdrá con un capitalismo para shareholders (accionistas), sino que los stakeholders (personas o comunidades afectadas de una u otra manera por las decisiones empresariales) no podrán ser obviados a la hora de tomar grandes decisiones.