Os compartimos el artículo que Begoña Etxebarría y Ana Díaz han publicado en El Correo con motivo del Año Europeo de las competencias:
«Hay que conseguir que la formación lleve aparejada la práctica en empresas, como demanda la juventud y el marco comunitario».
En su discurso sobre el estado de la Unión Europea el 14 de Septiembre de 2022, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, destacó que poseer un capital humano con las habilidades adecuadas es un factor clave de la competitividad actual y futura de en una economía social de mercado.
Tenemos la generación de jóvenes mejor formados de la historia, pero nos falta cualificarlos para el mundo profesional, que adquieran unas competencias que sólo podrán lograr de la mano de las propias empresas y organizaciones.
2023 es el Año Europeo de las Competencias, en donde va a haber muchas oportunidades para desarrollar acciones que ayuden a reducir el desequilibrio entre lo que las empresas necesitan y lo que necesitan las personas de todos los niveles educativos, mejorar la cooperación entre mundo educativo y laboral, y facilitar y acelerar los procesos de reconocimiento de las cualificaciones.
Mejorar las capacidades, favorecer el reciclaje profesional, desarrollar campañas de sensibilización y diseñar herramientas e instrumentos que faciliten el reconocimiento de las cualificaciones, serán mecanismos que pondrá en marcha la Comisión para aprovechar el impulso del año de las competencias.
Desde la Fundación Novia Salcedo queremos contribuir a esta iniciativa europea, con el foco en el empleo juvenil y en la necesidad de facilitar su cualificación si queremos que accedan al mundo laboral.
Nuestra metodología es siempre el trabajo en red, para aumentar la potencia de las acciones: colaborar con los centros educativos de todos los niveles, con las entidades y organizaciones sociales, con los servicios públicos de empleo, y con las empresas y los propios jóvenes.
Vemos necesario que las empresas y las organizaciones, el gran motor de transformación, asuman en este momento un rol intensamente formativo, fundamental para el éxito en el ajuste de necesidades y oportunidades.
Hay que facilitar que las organizaciones generen espacios de formación que ofrezcan metas de aprendizaje claras, a través de un soporte pedagógico, de la mano de la figura de una persona tutora formada para ello, que acompañe a los y las jóvenes profesionales en todo el proceso y vaya evaluando su nivel de desarrollo y adquisición de esas competencias.
La experiencia nos dice que este camino y, en especial, la figura de la persona tutora, es el factor crítico de éxito. Tenemos el reto de ir creando en las empresas e instituciones una red de personas tutoras formadas y cualificadas.
El 2022, un 30% de los 700 jóvenes que disfrutaron de un programa de aprendizaje práctico en empresa de la mano de Novia Salcedo, consiguieron un contrato de trabajo nada más finalizar dicho período, cifra que además crecerá a lo largo de los siguientes 6 meses.
Para lograr esos resultados, detrás hay un esfuerzo formativo de otros 2.000 jóvenes que cualificamos para su primera transición al mercado laboral; una búsqueda constante de empresa que asumen el reto de innovar cualificando a los futuros profesionales, dedicando esfuerzo y recursos a formar tutores de entre sus empleados, y una colaboración con las instituciones para que faciliten y apoyen económicamente este esfuerzo.
Conseguir que los períodos formativos, especialmente en los espacios no formales, lleven aparejados períodos de formación práctica en empresa, es una necesidad que nos está demandando directamente la persona joven en nuestros programas, que siguen los criterios que señala el marco europeo de los aprendizajes.
Este tipo de programas son también ejemplo de buena práctica para el Libro Blanco sobre el Empleo en Euskadi que propone “promover iniciativas que incorporen un enfoque con un mayor peso en el aprendizaje aplicado, o formación dual, para promocionar un conjunto más amplio de competencias (tanto cognitivas como no cognitivas) que preparen a las personas jóvenes para su vida profesional”.
Según los análisis de resultados que llevamos a cabo en los programas en la Fundación, los períodos de formación práctica tienen un impacto muy positivo para lograr:
- Que los jóvenes aprendan en espacios reales donde desarrollarán más adelante su actividad laboral, y que al final de esos períodos se les acredite ese aprendizaje.
- Que las empresas encuentren perfiles adecuados, y nuevos nichos de innovación, en muchos casos contratando y creando nuevos perfiles de empleo en áreas y puestos que no estaban previstos.
- Que la cualificación de las personas tutoras son un factor crítico para garantizar y acreditar todo el proceso de aprendizaje.
Por lo tanto, en este año europeo de las competencias, debemos apostar todos, más fuerte que nunca, por un capital humano con las competencias adecuadas, ya que eso mejorará la cualificación de nuestros jóvenes, será un motor clave del crecimiento, la innovación y la competitividad de las empresas y las organizaciones y, en definitiva, contribuirá a una mejora de la sociedad en la que vivimos.